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måndag 24 mars 2008

La Gran Revolución Socialista de Octubre

los principales Estados europeos desencadenaron la I Guerra Mundial. Al lado de la Entente (alianza estratégico - militar de Inglaterra y Francia enfilada contra Alemania y Austria-Hungría) también participaba la Rusia zarista.

Los partidos socialdemócratas de los países europeos justificaron la guerra de rapiña de sus respectivos gobiernos. También los mencheviques y eseristas rusos se aliaron con la burguesía, encubriéndose bajo la bandera de la defensa de la patria. Los únicos que se actuaron como auténticos revolucionarios internacionalistas fueron los bolcheviques.

En los primeros meses de la contienda Rusia perdió la batalla por la Prusia oriental, aunque venció en Galicia. Pero ya en el siguiente año perdió casi toda Galicia, Polonia y parte de las provincias del Báltico y de Bielorrusia. En el tercer verano de la guerra las tropas rusas mandadas por el general Alexei Brusilov expulsaron a las fuerzas austro-húngaras de Bukovina y Galicia Occidental, obligándolas a replegarse hasta los puertos de los montes de los Cárpatos; en el frente del Cáucaso se lograron grandes victorias sobre las tropas turcas. Sin embargo, eso no incidió mucho en la marcha de la guerra. Se avecinaban grandes batallas, y la Rusia zarista se preparaba para ellas no sólo en el teatro de operaciones, sino también en la retaguardia. Para mediados de 1916 la producción de material bélico alcanzó máximo nivel, en detrimento, naturalmente, de las industrias civiles y del transporte. Se agravó la crisis de abastecimientos, que era la más evidente manifestación de la desorganización y el quebranto de toda la vida económica del país.

El descontento iba extendiéndose a capas cada vez más amplias de la población trabajadora. En octubre de 1916 en Petrogrado (como pasó a llamarse Petersburgo desde el principio de la guerra) en las huelgas participaron 250.000 obreros. En el verano de ese año estalló una insurrección popular en el Asia Central y Kazajstán, y crecieron las agitaciones campesinas. El movimiento de masas contra la guerra y la autocracia se extendió al ejército: unidades enteras se negaban a atacar, se hicieron más frecuentes los casos de confraternización de los soldados rusos y alemanes.

El país estaba en vísperas de la revolución. Ésta empezó el 23 de febrero (8 de marzo) de 1917. La huelga que estalló en la fábrica de Putilov, la mayor empresa industrial de la capital, fue apoyada por millares de obreros de otras empresas. A primeras horas de la tarde en la arteria principal de la ciudad, la avenida Nevski, aparecieron manifestantes, a los que se unieron los estudiantes. El 25 de febrero se generalizó la huelga política y, al día siguiente, al lado de los obreros empezaron a pasarse unidades militares. El 27 de febrero casi toda la ciudad estaba ya en manos de los insurrectos. La insurrección armada triunfó. Siguiendo la tradición revolucionaria de 1905, ese mismo día en el Palacio de Tauride se constituyeron los soviets de diputados obreros, campesinos y soldados Petrogrado. Debido a que muchos de los dirigentes del Partido bolchevique estaban entonces en la emigración, encarcelados o deportados, los representantes de los partidos pequeñoburgueses lograron imponerse en la dirección del Soviet. Su línea política respondía al viejo esquema de que al zarismo sólo podría sustituirle el poder de la burguesía.

En la noche del 28 de febrero se anunció oficialmente la creación del Comité Provisional de la Duma de Estado. En él entraron, a excepción de la ultraderecha, representantes de todos los grupos de la Duma, incluidos los eseristas y mencheviques. La directiva menchevique-eserista del Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado dejó al Comité Provisional de la Duma la iniciativa de formar gobierno, reservándose sólo el derecho de controlar su política. El 2 de marzo se formó el Gobierno provisional burgués. En la noche del 3, bajo la presión de los acontecimientos, Nicolás II firmó el manifiesto abdicativo. La revolución popular había triunfado.

El 27 de marzo de 1917 Lenin salía de Suiza, donde había permanecido desde 1914 debido a la persecución de los zaristas y regresó a la Rusia para encabezar personalmente la lucha revolucionaria.

Como resultado del triunfo sobre el zarismo en febrero de 1917 se dio una situación muy poco frecuente en la historia que Lenin definió con el término de dualidad de poderes: nominalmente el poder estatal había pasado a manos del Gobierno provisional burgués, pero las masas populares, que habían realizado la revolución, crearon sus propios órganos de poder, los Soviets de diputados obreros y soldados.

Los eseristas y mencheviques consideraban que la revolución burguesa había terminado y que el país no estaba preparado para la revolución socialista. Por eso seguían una política de entendimiento con la burguesía, detener el desarrollo de la revolución y disolver los Soviets. Pero el gobierno provisional burgués salido de la revolución frustró todas las esperanzas que las masas tenían puestas en la victoria sobre el zarismo.

El Partido bolchevique denunció al gobierno provisional afirmando que era contrarrevolucionario. Advirtió que la burguesía no daría a las masas populares ni paz, ni tierra, ni un régimen estatal democrático y exhortaban al proletariado y a su aliado, el campesinado, a seguir desarrollando la revolución. Por tanto, lanzó la consigna ¡Todo el poder a los Soviets! El movimiento revolucionario sacudió todo el país.

En la noche del 3 de abril llegó Lenin a Petrogrado. En la plaza de la estación de Finlandia, subido en un blindado, pronunció un breve discurso ante la multitud de obreros, soldados y marineros revolucionarios que habían acudido a recibirle. Les expuso las tesis fundamentales de su programa, que pasó a la historia con el nombre de Tesis de Abril. Su esencia la expresaba la consigna de ¡Todo el poder a los Soviets! En las condiciones de entonces significaba un llamamiento a continuar la revolución, o sea, a terminar con la dualidad de poderes a favor de los Soviets y a pasar de la etapa democrático-burguesa de la lucha revolucionaria a la etapa socialista.

Las Tesis de Abril de Lenin fueron discutidas y aprobadas en la VII Conferencia de toda Rusia del Partido bolchevique, llamada Conferencia de Abril. Entonces se desató una campaña difamatoria contra Lenin y sus partidarios. El hecho de que los mencheviques y los socialistas revolucionarios (eseristas) actuasen al lado de la burguesía, permitió al Gobierno provisional preparar una nueva ofensiva en el frente. Comenzó el 18 de junio, pero pronto fracasó. Como consecuencia, creció la influencia de los bolcheviques entre las masas. Entonces los dirigentes de los partidos conciliadores dieron el visto bueno al Gobierno provisional para disparar sobre una manifestación que tuvo lugar el 4 de julio, en el centro de Petrogrado, bajo la consigna ¡Todo el poder a los Soviets!

Esa fecha fue decisiva; en el país se había acabado la dualidad de poderes, pero a favor de la burguesía. El Gobierno provisional dio la orden de detener a Lenin, quien tuvo que pasar por última vez a la clandestinidad, que duró ciento doce días.

Sin embargo, la victoria de la burguesía rusa resultó ser la antesala de su derrota definitiva y liquidación como clase gobernante. En auel momento cambió radicalmente la dirección de la actividad del Partido bolchevique: su VI Congreso, a propuesta de Lenin, señaló la orientación hacia la insurrección armada, indicando que el nuevo auge de la revolución rusa pondrá en el poder a los obreros y campesinos pobres antes del triunfo de la revolución en los países capitalistas de occidente.

Ese nuevo auge empezó ya en el otoño. En respuesta a la intentona de la burguesía de establecer en el país una dictadura militar, los obreros de Petrogrado empuñaron las armas y fueron apoyados por unidades de la guarnición de la capital. A la cabeza de las masas revolucionarias iban los bolcheviques. Bajo su dirección inmediata fue aplastado el pronunciamiento reaccionario del general Kornilov. El prestigio de los bolcheviques creció. Comenzó un período de rápida bolchevización de los Soviets. De un instrumento de política de componendas con la burguesía, que eran bajo la supremacía de los partidos oportunistas, se iban convirtiendo en órganos de lucha abierta contra ella. El 31 de agosto el Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado aprobó una resolución bolchevique que incluía reivindicaciones programáticas como la paz, la tierra y el control obrero sobre la producción. Unos días después el Soviet de Moscú aprobó una resolución idéntica.

Para no perder definitivamente la confianza de las masas, los dirigentes mencheviques y eseristas se negaron a entrar en un nuevo gobierno de los kadetes (demócratas constitucionalistas). Entonces Lenin les propuso romper el bloque con la burguesía y formar inmediatamente un gobierno responsable ante los Soviets. Lenin subrayaba que la libertad de propaganda y la inmediata aplicación de los principios de la democracia en las próximas elecciones a los Soviets y en el funcionamiento de los propios Soviets podrían asegurar el avance de la revolución, el paso del poder a los Soviets. Pero los mencheviques y eseristas, encubriéndose con frases sobre la unificación de todas las fuerzas del país y arguyendo que la entrega de todo el poder a los Soviets sería un crimen contra la revolución, emprendieron una campaña contra los Soviets. En vez de reunir un nuevo congreso de los Soviets, decidieron convocar una Conferencia democrática e invitaron a participar en ella a los representantes de las organizaciones de la burguesía y de los grandes terratenientes, de los municipios reaccionarios y los ayuntamientos urbanos, mientras reducían el número de puestos correspondientes a los Soviets, los comités de fábrica y los sindicatos. La Conferencia constituyó el llamado consejo provisional de la república, o anteparlamento, con participación de los representantes de la gran burguesía. De hecho, los conciliadores habían abandonado definitivamente las posiciones de los Soviets. Las masas populares se pusieron decididamente al lado de los bolcheviques. En aquellos días Lenin escribía al Comité Central del Partido bolchevique: El descontento, la indignación y la exasperación reinantes en el ejército, entre los campesinos y entre los obreros van en aumento. La coalición de los eseristas y mencheviques con la burguesía, coalición que lo promete todo y no cumple nada, enerva a las masas, les abre los ojos y les subleva.

El 7 de octubre Lenin regresó clandestinamente de Finlandia a Petrogrado y tomó en sus manos la dirección de los preparativos de la insurrección armada. Tres días después se celebró la histórica sesión del Comité Central del Partido bolchevíque, en la que se acordó dar comienzo a la insurrección armada. La resolución, redactada por Lenin y aprobada por el Comité Central, decía:

El Comité Central reconoce que tanto la situación internacional de la revolución rusa (insurrección de la flota alemana, signo agudo de la marcha ascendente de la revolución socialista mundial en toda Europa, luego la amenaza de una paz entre imperialistas con el fin de estrangular la revolución en Rusia), como la situación militar (decisión indudable de la burguesía rusa y de Kerenski y compañía de entregar Petrogrado a los alemanes) y la conquista por el Partido proletario de la mayoría dentro de los Soviets; unido todo ello a la insurrección campesina y al viraje de la confianza del pueblo hacia nuestro Partido (elecciones de Moscú); y, finalmente, la preparación manifiesta de una segunda kornilovada (evacuación de tropas de Petrogrado, concentración de cosacos en esta capital, cerco de Minsk por los cosacos, etc.), pone a la orden del día la insurrección armada.

Reconociendo, pues, que la insurrección armada es inevitable y se halla plenamente madura, el Comité Central insta a todas las organizaciones del Partido a guiarse por esto y a examinar y resolver desde este punto de vista todos los problemas prácticos (Congreso de los Soviets de la región Norte, salida de tropas de Petrogrado, acciones en Moscú y Minsk, etc.)Kamenev y Zinoviev intervinieron y votaron en contra de la resolución. Como los menchevíques, ellos aspiraban a una República parlamentaria burguesa y afirmaban que la clase obrera no era lo bastante fuerte para la revolución socialista, que no estaba aún capacitada para tomar el poder.

Aunque en esta sesión Trotski no votó abiertamente contra la resolución del Comité Central, presentó una enmienda que, de haberse aceptado, habría hecho fracasar la insurrección. Propuso que no comenzase hasta la apertura del II Congreso de los Soviets, lo que equivalía a dar largas a la insurrección, a fijar de antemano el día en que había de estallar, poniendo en guardia al Gobierno provisional.

El Comité Central del Partido bolchevique envió delegados con plenos poderes a la cuenca del Donetz, al Ural, a Helsingfors, a Cronstadt, al frente suroccidental, etc., con el fin de organizar sobre el terreno la insurrección y poner en conocimiento de los dirigentes de las organizaciones de base el plan de la insurrección y estimularles a preparar y movilizar sus fuerzas para ayudar al movimiento en Petrogrado.

Se creó, por mandato del Comité Central, el Comité Militar Revolucionario adscrito al Sovíet de Petrogrado, que había de asumir las funciones de Estado Mayor de la insurrección.

Al mismo tiempo, la contrarrevolución también concentraba sus fuerzas; la oficialidad del ejército se organizó en Liga de Oficiales. Los contrarrevolucionaríos creaban por todas partes Estados Mayores para la formación de batallones de choque. A finales de octubre la contrarrevolución disponía de 43 batallones. El Gobierno de Kerenski propuso su traslado de Petrogrado a Moscú porque esperaba la entrega de Petrogrado a los alemanes para atajar la insurrección en la capital. Pero la protesta de los obreros y soldados de Petrogrado obligó al Gobierno provisional a permanecer allí.

El 16 de octubre, se celebró una sesión ampliada del Comité Central del Partido bolchevique que eligió un Centro del Partido encargado de dirigir la insurrección, con Stalin a la cabeza. Este Centro era el núcleo dirigente del Comité Militar Revolucionario adscrito al Soviet de Petrogrado y fue el que dirigió prácticamente toda la insurrección.

En esta sesión del Comité Central, Zínoviev y Kamenev volvieron a pronunciarse contra la insurrección y combatieron abiertamente desde la prensa a la insurrección y al Partido. El 18 de octubre, el periódico Novaia Zhin (Vida Nueva) publicó una declaración suya manifestando que los bolcheviques preparaban una insurrección y que ellos la consideraban como una aventura. Con ello, ponían en conocimiento de los enemigos la decisión acerca del movimiento y de su organización para una fecha inmediata. Este acto era una traición. Lenin escribió al respecto: Kamenev y Zinoviev han delatado a Rodzianko y a Kerenski el acuerdo del Comité Central de su Partido sobre la insurrección armada, y planteó ante el Comité Central la expulsión de ambos del Partido.

Los enemigos de la revolución, prevenidos por los traidores, comenzaron a tomar medidas para atajar la insurrección y aplastar al Partido bolchevique. El Gobierno provisional celebró un Consejo de ministros secreto, en el que se acordaron las medidas de represión contra los bolcheviques. El 19 de octubre trajo apresuradamente tropas del frente a Petrogrado; comenzaron a merodear por las calles patrullas reforzadas; en Moscú la contrarrevolución concentró una gran cantidad de fuerzas. El Gobierno provisional había trazado el plan de atacar y tomar el palacio Smolny, sede del Comité Central del Partido bolcheviqué, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets y aplastar el Centro dirigente de los bolcheviques.

Pero los días y las horas de vida del Gobierno provisional estaban contados. No había ya fuerza capaz de detener la marcha arrolladora de la Revolución socialista. No era extraño que el pueblo no viese ninguna diferencia esencial entre la política del zar y la de la burguesía y transfiriese al Gobierno provisional su odio contra el zarismo. Mientras los socialistas revolucionarios y menchevique conservaron cierta influencia sobre el pueblo, la burguesía pudo atrincherarse detrás de ellos y mantener en sus manos el poder. Pero, después de desenmascararse como agentes de la burguesía imperialista, perdieron su influencia sobre el pueblo; la burguesía y su Gobierno provisional quedaron en el aire.

El 21 de octubre, fueron enviados comisarios bolcheviques del Comité Militar Revolucionario a todas las unidades revolucionarias de tropas. Durante los días que precedieron a la ínsurrección, se desarrolló la labor preparatoria de la lucha armada en el seno de las unidades militares y en las fábricas. Se asignaron también misiones concretas a los barcos de guerra, a los cruceros Aurora y Zaria Svobodi (Amanecer de la libertad).

En la sesión del Soviet de Petrogrado, Trotski se fue de la lengua y delató al enemigo la fecha de la insurrección, el día señalado por los bolchevíques para desencadenar el movimiento. Para no dar al Gobierno de Kerenski la posibilidad de hacer fracasar la insurrección armada, el Comité Central del Partido decidió comenzar y llevar a cabo la insurrección antes de la fecha proyectada, la víspera del día en que habían de abrirse las sesiones del II Congreso de los Soviets.

Kerenski comenzó a actuar en las primeras horas de la mañana del 24 de octubre (6 de noviembre), ordenando suspender el periódico Rabochi Put (La Senda Obrera), órgano central del Partido bolchevique, y enviando los blindados de asalto al local de la redacción del períódico y a la imprenta de los bolcheviques. Pero, hacia las 10 de la mañana, siguiendo instrucciones de Stalin, los guardias rojos y los soldados revolucionarios desalojaron a los carros de asalto y reforzaron la guardia de la imprenta y de la redacción del periódico. Hacia las 11, salió La Senda Obrera con un llamamiento para derribar al Gobierno provisional.

Las fuerzas de la contrarrevolución estaban concentradas en el centro de Petrogrado; cerca del Palacio de Invierno, donde se encontraba el Gobierno provisional, estaban el Estado Mayor de la región militar de Petrogrado y el Almirantazgo.

A1 mismo tiempo, el Palacio del Smolny, antiguo instituto para muchachas de la nobleza, situado en un suburbio del este de la ciudad, en la orilla izquierda del Neva, era la sede del Soviet de Petrogrado y del Comité Central del Partido bolchevique, verdadero Cuartel General de la revolución. En el mismo edificio se encontraba el Comité militar revolucionario, el Soviet de diputados obreros y soldados de Petrogrado y el Centro militar revolucionario del Partido para la dirección de la insurrección. De allí salían todas las órdenes de batalla. Siguiendo instrucciones del Centro militar revolucionario, se concentraron allí los destacamentos de soldados revolucionarios y de guardias rojos.

En la noche del 24 de octubre, Lenin se trasladó al Smolny, para hacerse cargo personalmente de la dirección del movimiento y trazar los planes concretos para la insurrección: cómo debían utilizarse las unidades militares, la flota y los guardias rojos, qué puntos decisivos era necesario ocupar en la capital para garantizar el éxito de la insurrección, etc. El objetivo era cercar y aislar a Petrogrado, apoderarse de la ciudad mediante un ataque combinado de la escuadra, los obreros y las tropas. La revolución disponía de tres fuerzas de combate principales: los destacamentos de guardias rojos (obreros armados) envolvían el centro de la ciudad por el norte, el este y el sur; las unidades revolucionarias de la guarnición de Petrogrado formaban el segundo semicírculo interior; mientras que del oeste, a la primera llamada del Comité militar revolucionario, entrarían en la desembocadura del Neva las unidades de la armada del Báltico.

Lenin decía:La insurrección, para poder triunfar, no debe apoyarse en una conjura, en un partido, sino en la clase de vanguardia. Esto, en primer lugar. En segundo lugar, debe apoyarse en el entusiasmo revolucionario del pueblo. Y en tercer lugar, debe apoyarse en el momento crítico de la historia de la creciente revolución en que sea mayor la actividad de la vanguardia del pueblo, en que sean mayores las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los amigos débiles, inconsecuentes e indecisos de la revolución.Esta tarea se cumplió en los días 24 y 25 de octubre (6 y 7 de noviembre) de 1917.

La insurrección había comenzado. Con el estruendo de sus cañones, enfilados sobre el Palacio de Invierno, el crucero Aurora anunció, el 25 de octubre, el comienzo de la nueva era, la era de la Revolución Socialista.

Durante toda la noche del 25 al 26 de octubre (7 de noviembre), no cesaron de llegar al Smolny unidades revolucionarias de tropas y destacamentos de guardias rojos. Los bolcheviques los enviaban al centro de la ciudad, a cercar el Palacio de Invierno, donde se había atrincherado el Gobierno provisional, bajo la protección de los kadetes y de los batallones de choque. Aquella noche los obreros, soldados y marinos revolucionarios tomaron por asalto al Palacio de Invierno y detuvieron al Gobierno provisional. También se apoderaron de las estaciones de ferrocarril, las centrales de Correos y Telégrafos, los Ministerios y el Banco del Estado. Fue disuelto el anteparlamento.

Los obreros de Petrogrado demostraron en estas jornadas que habían pasado, bajo la direccíón del Partido bolchevique, por una buena escuela. Las unidades militares revolucionarias, preparadas para la insurrección por la labor de los bolcheviques, cumplían las órdenes de batalla que les daba el Centro y se batían en fraternal compenetración con la Guardia Roja. La marina de guerra no desmereció del ejército. Cronstadt era una fortaleza del Partido bolchevique, donde hacía ya mucho tiempo que no se reconocía al Gobierno provisional.

El 25 de octubre se publicó un llamamíento del Partido bolchevique A los ciudadanos de Rusia. En él se decía que el Gobierno provisional burgués había sido derribado y que el poder había pasado a manos de los Soviets.

La insurrección armada en Petrogrado había vencido.

El II Congreso de los Soviets de toda Rusia abrió sus sesiones en el Smolny a las 10'45 minutos de aquella misma noche, cuando se hallaba en todo su apogeo la insurrección triunfante en Petrogrado, y el poder, en la capital, había pasado ya de hecho a manos del Soviet de la ciudad.

Los bolcheviques obtuvieron en este Congreso una aplastante mayoría. Los mencheviques, los delegados del Bund y los socialistas revolucionaríos de derecha, viendo que ya no tenían nada que hacer allí, se retiraron del Congreso, no sin antes declarar que renunciaban a tomar parte en sus tareas. En esta declaración calificaban como una conspiración militar la Revolución de Octubre. El Congreso puso en la picota a los menchevíques y socialistas revolucionaríos, manifestando que no sólo no lamentaba su retirada, sino que se congratulaba de ella, ya que, gracias a la retirada de los traidores, el Congreso se convertía en un verdadero Congreso revolucionario de diputados obreros y soldados.

En nombre del Congreso, fue proclamado el paso de todo el poder a manos de los Soviets. En el llamamiento del II Congreso de los Soviets, se decía:

Apoyándose en la voluntad de la inmensa mayoría de los obreros, soldados y campesinos y en la insurrección triunfante llevada a cabo por los obreros y la guarnición de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el Poder.

En cuatro días, el poder soviético decretó la paz, confiscó las tierras de los grandes terratenientes y las distribuyó entre los campesinos, y reconoció el derecho de las naciones a la autodeterminación.

Su primer acuerdo fue aprobar el Decreto sobre la paz, donde la guerra imperialista se declaraba el mayor crimen contra la humanidad y se hacía una declaración dirigida a todos los países beligerantes y sus gobiernos sobre la decisión del Gobierno soviético de firmar inmediatamente la paz en condiciones justas y equitativas para todos los pueblos, una paz sin anexiones ni tributos. Al tiempo que se dirigía a los gobiernos y a los pueblos de todos los países beligerantes, el Congreso hacía un llamamiento a los obreros conscientes de las tres naciones más adelantadas de la Humanidad y de los tres Estados más importantes que toman parte en la actual guerra: Inglaterra, Francía y Alemania, instándoles a que ayudasen a llevar rápidamente a término la causa de la paz y con ella, la causa de la liberación de las masas trabajadoras y explotadas de toda esclavitud y de toda explotación.

Por el segundo decreto del Congreso, toda la tierra pasaba a manos del pueblo, sin indemnización alguna, aboliendo para siempre la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, que pasaba a ser sustituida por la propiedad de todo el pueblo, del Estado. Esta ley se aprobó tomando como base un mandato campesino general, redactado con arreglo a los 242 mandatos locales formulados por los campesinos. Las tierras de los terrateníentes, de la familia imperial y de la Iglesia fueron entregadas en disfrute gratuito a todos los trabajadores.

Mediante este decreto, la Revolución entregaba a los campesinos más de 150 millones de hectáreas de tierra, que hasta entonces habían estado en manos de los terratenientes, de la burguesía, de la familia real, de los conventos y de la Iglesia. Los campesinos quedaban libres del deber de pagar las rentas a los terratenientes, rentas que ascendían a cerca de 500 millones de rublos de oro al año. Todas las riquezas del subsuelo (el petróleo, el carbón y los minerales, etc.), los bosques y las aguas pasaban también a ser propiedad del pueblo.

Fue elegido el Comité Ejecutivo Central de los Soviets de toda Rusia, órgano supremo del poder soviético entre los congresos de los Soviets, con funciones legislativas, directivas y de control. El 8 (21) de noviembre fue elegido Presidente del Comité Ejecutivo Central de los Soviets, equivalente al de Presidente de la República, el dirigente bolchevique Jakob Sverdlov.

El Congreso también formó el primer Gobierno soviético: el Consejo de Comisarios del Pueblo, encabezado por Lenin.

Los oportunistas emboscados en el Partido, Kamenev, Zinoviev, Rikov, Shliapnikov y otros, comenzaron a exigir la formación de un gobierno socialista homogéneo, con participación de los mencheviques y socialistas revolucionaríos, a quienes la Revolución acababa de derribar. El 15 de noviembre de 1917, el Comité Central del Partido aprobó una resolución, desechando todo compromiso con estos partidos contrarrevolucionarios y declarando a Kamenev y Zínoviev esquiroles de la revolución. El 17 de noviembre, Kamenev, Zinoviev, Rikov y Miliutin, desconformes con la política del Partido, declararon que dimitían sus puestos en el Comité Central. El mismo día 17 de noviembre, Noguin, en su nombre y en el de Rikov, Miliutin, Teodorovich, A. Shliapnikov, D. Riazanov, Yurenev y Larin, que habían entrado a formar parte del Consejo de Comisarios del Pueblo, formuló una declaración de desacuerdo con la política del Comité Central del Partido, anunciando que dimitían sus cargos en el Gobierno Soviético.

Su huida produjo alegría entre los enemigos de la Revolución. Toda la burguesía y sus lacayos se frotaban las manos de gusto, chillando acerca del derrumbamiento del bolchevismo y pronosticando el naufragio del Partido. Pero este puñado de desertores no consiguió hacer que el Partido vacilase ni un minuto. El Comité Central los cubrió con su desprecío, como a desertores de la Revolución y lacayos de la burguesía, sin detenerse un instante en su camino.

En cuanto a los socialistas revolucionarios de izquierda, deseando no perder su influencia entre las masas campesinas, que simpatizaban claramente con los bolcheviques, decidieron no romper con éstos y mantener, por el momento, el frente único con ellos. El Congreso de los Soviets campesinos, celebrado en noviembre, reconoció todas las conquistas de la Revolución Socialista de Octubre y los decretos del poder soviético. Se pactó un acuerdo con los socialistas revolucionarios de izquierda, algunos de los cuales (Kolegaiev, Spiridonova, Proshian y Steinberg) fueron incluidos en el Consejo de Comisarios del Pueblo. Pero este acuerdo sólo se mantuvo en pie hasta la firma de la paz de Brest-Litovsk y la constitución de los Comités de campesinos pobres; la profunda diferenciación de clases que se produjo entonces entre los campesinos, hizo que los socialistas revolucionarios de izquierda, cuya posición reflejaba cada vez más acentuadamente los intereses de los kulaks, desencadenaran una sublevación contra los bolcheviques, siendo aplastados por el poder Soviético.

Con la elección del nuevo Gobierno, terminó sus tareas el histórico II Congreso de los Soviets.

No en todas partes fue tan rápido el paso del poder a los Soviets. Si en Petrogrado la insurrección había triunfado rápidamente, en las calles de Muscú, donde la contrarrevolución aún disponía de considerables fuerzas de combate (academias militares, escuelas de oficiales y ciertas unidades regulares), se reñían todavía furiosos combates armados que duraron aún siete días. Antes de consentir que el poder pasase a manos del Soviet de Moscú, los partidos contrarrevolucionarios, unidos a los guardias blancos y a los kadetes, desencadenaron la lucha armada contra los obreros y los soldados.

En el propio Petrogrado y en sus inmediaciones, se hicieron, durante los primeros días del triunfo de la revolución, algunas tentativas contrarrevolucionarias para derrocar el poder soviético. El 10 de noviembre de 1917, Kerenski, que ya en plena insurrección había huido de Petrogrado a un sector del frente norte, concentró algunas unidades de cosacos y las envió sobre Petrogrado, con el general Krasnov a la cabeza. El 11 de noviembre de 1917, la organización contrarrevolucionaria Comité de salvación de la patria y de la revolución, dirigida por socialistas revolucionarios, desencadenó una sublevación de kadetes. Al anochecer, los marinos y guardias rojos liquidaron la sublevación y el 13 de noviembre era derrotado el general Krasnov cerca de las alturas de Pulkovo. Krasnov cayó prisionero y dió su palabra de honor de que no volvería a luchar contra el poder soviético. Se le puso en libertad bajo esta promesa pero, algún tiempo después, traicionó su palabra. Kerenski logró escaparse, disfrazado de mujer. También el general Dujonin intentó promover una sublevación en Moguilev, en el Cuartel General del ejército.

Los delegados del II Congreso de los soviets se diseminaron por el país, para difundir la noticia del triunfo de los Soviets en Petrogrado y asegurar la victoria del poder soviético en toda Rusia. Desde octubre de 1917 hasta enero-febrero de 1918, la revolución soviética logró extenderse por toda Rusia. Tan rápido fue el ritmo con que el poder soviético se fue instaurando a lo largo del territorio del inmenso país, que Lenin hablaba de su marcha triunfal. Pronto al Smolny comenzaron a llegar ininterrumpidamente telegramas con noticias de que en una ciudad tras otra de Rusia los obreros se adueñaban del poder.

La Revolución Socialista había triunfado. No fue causal que triunfara en primer lugar en Rusia, ya que, desde principios de siglo, los antagonismos sociales, políticos y nacionales habían alcanzado en él la máxima profundidad. La guerra imperialista acentuó aún más todas estas contradicciones. Entre las diversas causas que determinaron el triunfo tan relativamente fácil de la Revolución Socialista en Rusia, conviene destacar, como fundamentales, las siguientes:

La Revolución de Octubre se enfrentó con un enemigo relativamente frágil, mal organizado e inexperto políticamente, como la burguesía rusa, económicamente débil. No tenía ni la independencia política ni la iniciativa necesarias para encontrar una salida a la situación. No poseía esa experiencia en manipulaciones políticas en gran escala que posee, por ejemplo, la burguesía francesa, ni había pasado por la escuela de canalladas de gran estilo en que es maestra, por ejemplo, la burguesía inglesa. Al subir al poder, la burguesía rusa que, días antes de la Revolución de Febrero, se esforzaba en llegar a un acuerdo con el zar, continuó la política del aborrecido autócrata. Lo mismo que el zar, abogaba por la guerra hasta la victoria final, a pesar de que la guerra arruinaba y agotaba al país y dejaba exhaustas las energías del pueblo y del ejército. Defendía, lo mismo que el zar, la conservación de la propiedad de los terratenientes sobre la tierra, a pesar de que los campesinos perecían por falta de tierras y sucumbían bajo la opresión. En cuanto a la política seguida respecto a la clase obrera, la burguesía rusa iba todavía más allá que el zar, pues no sólo se esforzó en mantener y robustecer la explotación de los patronos, sino que, además, la hacía insoportable, mediante la aplicación de cierres de fábrica en masa.

A la cabeza de la Revolución de Octubre figuraba una clase revolucionaría como la clase obrera, templada en las luchas, que había pasado en poco tiempo por dos revoluciones y había sabido conquistar, en vísperas de la tercera revolución, la autoridad de dirigente del pueblo, en su lucha por la paz, por la tierra, por la libertad y por el socialismo. Si no hubiese existido este núcleo dirigente de la revolución, acreedor a la confianza del pueblo, que era la clase obrera, no se hubiese logrado tampoco la alianza entre los obreros y los campesinos, sin la cual no habría podido triunfar la Revolución de Octubre.

La clase obrera de Rusia contaba con un aliado tan importante en la revolución como eran los campesinos pobres, que formaban la aplastante mayoría de la población campesina. La experiencia de ocho meses de revolución, que valía por decenas de años de desarrollo normal, no había pasado en vano para las masas trabajadoras del campo. Durante estos meses, habían tenido ocasión de pulsar en la realidad a todos los partidos de Rusia y convencerse de que no eran los kadetes, ni los socialistas revolucionarios, ni los mencheviques los que pelearían contra los terratenientes ni derramarían su sangre por los campesinos; de que sólo había en Rusia un partido que no se hallaba vinculado con los terratenientes y que estaba dispuesto a aplastar a éstos para satisfacer las necesidades de los campesinos, y este partido era el Partido bolchevique. Esta circunstancia fue la que sirvió de base para la alianza del proletariado con los campesinos pobres. Sin esta alianza la Revolución de Octubre no hubiera podido vencer.

La clase obrera tenía a su cabeza un Partido experimentado en la lucha política. Sólo un partido como el bolchevique, era suficientemente intrépido para conducir al pueblo al asalto decisivo y suficientemente prudente para sortear todos los obstáculos que se alzaban en el camino hacia la meta; sólo un partido así podía fundir en un gran torrente revolucionario movimientos tan diversos como el movimiento democrático general por la paz, el movimiento democrático-campesino por la incautación de las tierras de los terratenientes, el movimiento de liberación nacional de los pueblos oprimidos por la igualdad de derechos de las naciones y el movimiento socialista de la clase obrera por el derrocamiento de la burguesía y la instauración de la dictadura del proletariado. Es indudable que la fusión de estas diversas corrientes revolucionarias en un poderoso torrente revolucionario único fue lo que decidió la suerte del capitalismo en Rusia.

La Revolución de Octubre estalló en un momento en que la guerra imperialista estaba aún en su apogeo, en que los principales Estados burgueses se hallaban divididos en dos campos enemigos, en que estos Estados, empeñados en una guerra de unos contra otros y debilitándose mutuamente, no podían inmiscuirse a fondo en los asuntos de Rusia, interviniendo activamente contra la Revolución. Esta circunstancia facilitó considerablemente el triunfo de la Revolución Socialista.

Lucha contra la pornografía infantil

Si bien es importante el avance que en el continente se presenta en materia legislativa, debemos tener siempre presente que el principal obstáculo para enfrentar a un delito tan brutal como es la Pornografía Infantil no radica necesariamente en la falta o carencia de legislación sobre la misma, sino que éste se encuentra en la falta de coordinación existente entre los países, en la carencia de figuras delictivas homogéneas sobre la materia en Latinoamericanos. Cada uno de nuestros países define, de forma aislada, el concepto de figuras delictivas tales como la Trata de Personas, la pornografía infantil o la prostitución infantil, sin tener en cuenta que estos delitos no tienen frontera, se gestan en redes internacionales y suelen utilizar a personas de diversas nacionalidades para sus fines, es decir, son delitos a escala mundial y como tal debieran ser enfrentados.

Debemos entender que el éxito por parte de los Estados y la sociedad al reprimir delitos tan inhumanos como los antes mencionados será muy difícil sino imposible de alcanzar, en tanto las legislaciones difieran demasiado de país a país, tanto en lo formal como en lo sustancial, es decir, tanto para determinar y delimitar claramente el delito, para identificar plenamente al agresor, para establecer los procedimientos de investigación y sanción, como para prevenir el hecho.

Las leyes existentes en Latinoamérica han sido pensadas como si el problema fuera regional o local. Un ejemplo de ello puede ser apreciado al analizar la figura de la Pornografía infantil. El problema empieza ni bien los legisladores definen el concepto de Pornografía infantil, ya que éste variará, tanto en su fondo como en su forma, dependiendo del concepto base que maneje cada Estado sobre lo que es un infante. En muchos países, por ejemplo, no se sanciona la posesión de material pornográfico infantil, en otros, no están considerados como infantes los mayores a 14 años de edad, y por ende, el material que utilice a personas de esas edades no se le considera pornografía infantil, en otros las penas son muy benignas y sólo llegan al año de reclusión, etc.

Ello hace que el delincuente busque realizar sus acciones desde aquel país que tenga más vacíos legales o castigue con menos fuerza y rigor el delito. Sin embargo, el resultado de la acción del delincuente, ya sea del tratante de personas, del pedófilo o del usuario del Turismo sexual infantil, influirá y generará consecuencias en diversos países de la región, no sólo en el país desde donde se esté cometiendo el crimen.

Por otro lado, un obstáculo diferente a los antes expuestos, pero igual de difícil de superar sin la debida coordinación ni el adecuado consenso entre los Estados de Latinoamérica, es el que enfrentan algunos agentes encargados de perseguir y reprimir este delito, como son la Policía Nacional y el Ministerio Público, al querer cumplir cabalmente su labor. Ello se debe a que en nuestros países no se ha definido bien una ley que permita a la Policía tener agentes encubiertos para luchar contra la explotación sexual comercial y la Pornografía Infantil, tal y como sí lo hacen para enfrentar el narcotráfico o el terrorismo.

Similar trato les dan a las campañas o acciones contra la Pornografía infantil que realizan los Estados en Latinoamérica. Por lo general, estas campañas suelen ser regionales, enfrentan el problema con una visión muy local como si el problema sólo existiera en el país ejecutor de la campaña, o peor aún, como si fuera un problema de terceros países, cuando éste es un delito mundial. Las organizaciones de la sociedad civil muchas veces cometen, sin quererlo o desearlo, el mismo error, pues enfrentan, desde sus espacios locales y sus limitadas posibilidades, este problema.

Una probable salida debiera ser encaminar nuestros esfuerzos como sociedad organizada y como Estados a crear redes internacionales funcionales que enfrenten este delito desde diversos niveles y espacios: tanto la persecución y represión del delito, la investigación sobre sus alcances y consecuencias, como su prevención y el cuidado de nuestros niños, niñas y adolescentes. Aquí las empresas que brindan el servicio de Internet, así como empresarios dueños de hoteles, administradores de cabinas públicas de Internet, profesores de colegios, municipios y gobiernos locales, asociaciones de padres, organismos religiosos, etc., tienen el deber de participar en estas campañas, pues cada una de estas organizaciones tienen un nivel de responsabilidad en este hecho y de compromiso para enfrentarlo.

Finalmente, debemos entender que el delito de Trata de Personas (explotación sexual comercial y Pornografía infantil) genera una cantidad impensable de ganancias a las redes criminales, aproximadamente 12 billones de dólares al año. Ello lo convierte en un delito de grandes magnitudes, comparables al tráfico de drogas y tráfico de armas, y como tal debe ser enfrentado y combatido.

Los Niños Soldados

Alrededor de 500.000 niños y niñas son obligados a participar activamente en cerca de 30 conflictos bélicos abiertos en todo el mundo. Niños y niñas a los que se cercena la infancia y se lastra el futuro.

Cientos de miles de niñas y niños de todo el planeta son reclutados a diario por ejércitos, grupos paramilitares, guerrillas y grupos armados. Pese a su corta edad, son obligados a servir al resto de miembros de la tropa, a trabajar como espías, como esclavos sexuales o a morir en primera línea de batalla. Son menores que, con frecuencia, sufren violaciones y agresiones, además de ver vulnerados sus derechos a un nivel de vida adecuado, a la educación y al bienestar que legítimamente les corresponde. Menores a los que la falta de control en el comercio internacional de armas les facilita el acceso a rifles, escopetas, bombas y municiones.

¿De qué estamos hablando?

Según la definición que vienen usando los organismos internacionales, un niño o niña soldado es cualquier persona menor de 18 años que forma parte de cualquier tipo de fuerza o movimiento armado, ya sea regular o irregular, en cualquier condición, incluyendo, pero no limitado a, cocineros, porteros, mensajeros y cualquier otra persona que acompañe a dichos grupos y no sea un familiar.

Su procedencia varía en función de los factores socioeconómicos y políticos que se den en su país. Muchos son secuestrados en la calle, sacados de las aulas o de campos de refugiados. Son forzados a salir de sus casas y colegios a punta de pistola o se les captura mientras juegan en el campo, en las calles, o caminan por la carretera. Otros se unen a los ejércitos y facciones armadas de forma teóricamente “voluntaria”, es decir, obligados por unas circunstancias que manipulan su voluntad. La desintegración de las familias a causa de los conflictos, la pobreza, la falta de recursos familiares, la carencia de servicios sociales que se hagan cargo de ellos, son otros factores que inciden en el reclutamiento de menores soldado.

En el mundo

Más de 500.000 menores de 18 años son reclutados en alrededor de una treintena de países. Unos 300.000 participan directamente en enfrentamientos armados, especialmente en el continente africano, donde la ONG Menores Soldado estima que hay más de 100.000 de ellos.

Entre 2001 y 2004, menores de 18 años participaron en conflictos en Afganistáìn, Angola, Burundi, Colombia, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Filipinas, Guinea, India, Iraq, Israel y Palestina, Indonesia, Liberia, Myanmar, Nepal, Rusia, Ruanda, Sri Lanka, Somalia, Sudán y Uganda.

Conforme a los datos de la citada ONG, se calcula que unos 30.000 menores ugandeses, denominados “viajeros nocturnos”, se desplazan en silencio en la oscuridad cada noche huyendo de sus hogares para no ser reclutados por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA), que actúa desde 1987 y ha secuestrado a no menos de 25.000 menores para ser utilizados como soldados, esclavos sexuales y porteadores. De ellos, 7.500 son niñas, de las cuales un millar han concebido hijos durante su cautividad.

Según UNICEF, en Colombia alrededor de 15.000 niños forman parte de alguno de los ejércitos rebeldes o milicias que luchan en el país. Los principales grupos rebeldes y paramilitares han reclutado a niños de hasta 12 años. La guerra en Colombia ha obligado en los últimos 15 años a más de 3 millones de colombianos a desplazarse internamente, entre ellos más de un millón de niños y niñas. En Centroamérica, las guerras civiles de los años 80 y 90 en Guatemala y El Salvador produjeron matanzas y torturas generalizadas de niños, niñas y adolescentes.

En los últimos diez años dos millones de menores han resultado muertos a causa de una guerra mientras que otros 6 han quedado discapacitados o lesionados de por vida. Desde 2003, más de 14 millones de niños y niñas han sido desplazados dentro y fuera de sus países de origen y entre 8.000 y 10.000 menores han muerto o han quedado mutilados cada año debido a la explosión de minas terrestres.

Comercio de armas

Mientras una parte de la infancia mundial es maltratada, la industria del armamento continúa con su producción desaforada de armas y municiones y el comercio de las armas ligeras continúa sin ser regulado de manera real, efectiva e inequívoca.

En las situaciones de conflicto y de post conflicto, la libre circulación de armas ligeras, más de tres millones según estimaciones, estimula la violencia y la inseguridad, siendo los jóvenes y los niños las principales víctimas. El comercio de este tipo de armas sin control favorece además la proliferación de estos ejércitos de jóvenes.

Después de años de presión, ONG como Amnistía Internacional, Intermón Oxfam y Save the Children han visto como sus reclamaciones culminaban con la llegada al Congreso español del proyecto de ley de control sobre comercio de armas ligeras, denominada Ley sobre el Control del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso.

Por primera vez esta materia adquiere rango de ley y aumenta la transparencia en la venta de armas, ya que se da información sobre el uso final del producto y la naturaleza del usuario final, no como hasta ahora, que a través de países intermedios de la Unión Europea se estaban vendiendo armas a países en conflicto latinoamericanos y africanos. Además, se tendrá en cuenta si el país destinatario viola los derechos humanos o está sumergido en la pobreza.

Para terminar, un dato escalofriante, 640 millones de armas circulan por el mundo sin control y causan la muerte de una persona cada minuto.

Las Lecciones de la Comuna de Paris

La Comuna de París de 1871 fue uno de los episodios más grandes e inspiradores de la historia de la clase obrera. Fue un gran movimiento revolucionario en el que los trabajadores de París reemplazaron el Estado capitalista por sus propios órganos de gobierno y mantuvieron el poder político hasta su caída en la última semana de mayo. Los trabajadores parisinos lucharon, en condiciones extremadamente difíciles, para poner fin a la explotación y la opresión, para reorganizar la sociedad sobre bases completamente nuevas.

Hoy es importante para los socialistas aprender las lecciones surgidas de estos importantes acontecimientos. Veinte años antes del advenimiento de la Comuna, tras la derrota de la insurrección obrera en junio de 1848, el golpe militar del 2 de diciembre de 1851 llevó al poder al emperador Napoleón III. Al principio, el nuevo régimen bonapartista parecía inquebrantable. Los trabajadores fueron derrotados y sus organizaciones prohibidas. A finales de la década de los sesenta, sin embargo, el fin del auge económico y la recuperación del movimiento obrero debilitaron seriamente al régimen. Se hacía evidente que sólo podría sobrevivir algún tiempo en base a una nueva guerra. En agosto de 1870 los ejércitos de Napoleón III marcharon contra Bismarck.

La guerra, según Napoleón III, permitiría a Francia conquistar nuevos territorios, debilitar a los enemigos internos y poner fin a la crisis financiera e industrial que asolaba el país.


Guerra y revolución

No obstante, ocurre con frecuencia que la guerra conduce a la revolución y no es una relación casual. Una guerra aparta a la clase obrera de su rutina diaria, las masas examinan más detenidamente las acciones del Estado, de los generales, de los políticos y de la prensa en un grado infinitamente superior que en tiempos de paz.

Eso es así particularmente en el caso en una derrota. El intento de Napoleón III de invadir Alemania fue su perdición. El 2 de septiembre, cerca Sedan -en la frontera oriental de Francia- el ejército de Bismarck capturó al emperador junto a 100.000 soldados. En París, las masas tomaron las calles de la capital para exigir el fin del imperio y la proclamación de una nueva república democrática.

La llamada oposición republicana estaba aterrorizada por este movimiento de las masas, pero a pesar de todo, el 4 de septiembre se vieron obligados a declarar la república. Se formó un nuevo "gobierno de defensa nacional" cuya figura clave era el general Trochu. También estaba en el gobierno, Jules Favre, un representante típico del republicanismo capitalista que declaró públicamente que no cederían a los prusianos "ni una sola pulgada del territorio, ni una sola piedra de nuestra fortaleza".

Las tropas alemanas rápidamente rodearon París y establecieron un cerco sobre la ciudad. El pueblo apoyó inicialmente al nuevo gobierno en nombre de la "unidad" contra un enemigo extranjero. Sin embargo, esta unidad tardó poco en romperse.

A pesar de las declaraciones públicas, el Gobierno de Defensa Nacional no creía que fuera posible defender París. Fuera del ejército regular, una milicia formada por 200.000 personas -la Guardia Nacional- estaba decidida a defender París, pero los trabajadores armados dentro de París eran una amenaza mayor para los intereses de clase de los capitalistas franceses que el ejército extranjero que estaba a las puertas de la ciudad.

El gobierno decidió que lo mejor sería capitular ante Bismarck tan pronto como fuera posible. Sin embargo, el fervor patriótico de los parisinos y de la Guardia Nacional impidieron al gobierno decirlo públicamente. Trochu quería ganar tiempo y contaba con los efectos sociales y económicos causados por el asedio para romper la resistencia de los trabajadores parisinos. Mientras tanto el gobierno empezó a negociar en secreto con Bismarck.

Según pasaban las semanas aumentaba la hostilidad hacia el gobierno. Comenzaron a circular rumores sobre las negociaciones con Bismarck. La caída de Metz el 8 de octubre fue la chispa que provocó una nueva manifestación de masas.

El día 31 varios contingentes de la Guardia Nacional encabezados por los Blanquistas atacaron y ocuparon temporalmente la Asamblea Nacional. En ese momento, los trabajadores aún no estaban preparados para actuar contra el gobierno y por eso la insurrección quedó aislada.

Blanqui huyó y Flourens, el valeroso comandante de los batallones de Elleville, fue encarcelado. En París el hambre y la pobreza producto del asedio estaban provocando consecuencias desastrosas y cada vez era mayor la necesidad de romper el cerco.

El intento de salir y tomar Buzenval, el 19 de enero, acabó en otra derrota. Trochu dimitió y fue sustituido por Vinoy que en su primer discurso pidió a los parisinos que no "tuvieran ilusiones" en la posibilidad de derrotar a los prusianos. Quedaba en evidencia que el gobierno intentaba capitular. Los clubs políticos y los Comités de Vigilancia pidieron armas a la Guardia Nacional y marcharon hacia el Hôtel de Ville.

Otros destacamentos fueron a la prisión a liberar a Flourens. La presión desde abajo obligó a los demócratas de clase media de la Alianza Republicana a exigir un "gobierno popular" que organizara la resistencia efectiva contra los prusianos. Sin embargo, cuando la Guardia Nacional llegó al Hôtel de Ville, Chaudry, representante del gobierno, gritó furioso a los delegados de la Alianza y eso bastó para que los republicanos se dispersaran.

Los guardias bretones, leales al gobierno, atacaron a los Guardias Nacionales y a los manifestantes que intentaban oponerse a esta traición. Y los Guardias Nacionales tuvieron que retirarse.

Este primer choque armado con el gobierno marcó el final de la Alianza Republicana a pesar de que el movimiento contra el gobierno amainó temporalmente. A partir del 27 de enero de 1871 el Gobierno de Defensa Nacional pudo seguir con sus planes de capitulación ideados desde el principio del asedio.


París y la Asamblea Nacional

Las zonas rurales de Francia estaban a favor de la paz y los votos del campesinado en las elecciones de la Asamblea Nacional de febrero dieron la mayoría a los candidatos conservadores y monárquicos. La Asamblea nombró jefe de gobierno a un empedernido reaccionario: Adolphe Thiers. El choque entre París y la mayoría "rural" de la Asamblea era inevitable.

La contrarrevolución abierta levantó cabeza, espoleando, a su vez, a la revolución. Los soldados prusianos estaban a punto de entrar en la capital y esto dio nuevos bríos a las protestas. Los trabajadores y los sectores más pobres de la población apoyaban las manifestaciones armadas de la Guardia Nacional, denunciaban a Thiers y a los monárquicos como traidores y defendían una "lucha a muerte" por la defensa de la república.

Los acontecimientos del 31 de octubre y el 22 de enero representaban un pequeño anticipo del nuevo camino que emprendería el movimiento. Toda la clase obrera parisina, ahora sí, estaba preparada para la rebelión.

La reaccionaria Asamblea Nacional provocaba constantemente a los parisinos, a los que calificaba de criminales y asesinos. Suspendió la paga, de por sí muy baja, de los Guardias Nacionales, a menos que demostraran que eran "incapaces de trabajar". El cerco dejó a muchos trabajadores desempleados y prestar servicio en la Guardia Nacional era la única alternativa al hambre.

El gobierno obligó a pagar en 48 horas todos los alquileres atrasados y las deudas, esto representaba una amenaza inmediata de bancarrota para los pequeños comerciantes. París se vio privada de su estatus como capital de Francia, transferida a Versalles. Estas medidas y muchas otras golpearon a los sectores más pobres de la sociedad pero también provocaron la radicalización de la clase media parisina, cuya única esperanza de salvación real ahora era el derrocamiento revolucionario de Thiers y la Asamblea Nacional.


Transformación de la Guardia Nacional

La rendición a los prusianos y la amenaza de la restauración monárquica transformó la Guardia Nacional. Se eligió el "Comité Central de la Federación de Guardias Nacionales" que representaba a 215 batallones, equipados con 2.000 cañones y 450.000 armas de fuego. Aprobaron nuevos estatutos en los que se declaraba "el derecho absoluto de los Guardias Nacionales a elegir sus dirigentes y revocarlos tan pronto como perdieran la confianza de sus electores".

En esencia, el Comité Central y sus correspondientes estructuras en cada batallón fueron precursores de los soviets de trabajadores y soldados, que aparecieron en Rusia durante las revoluciones de 1905 y 1917.

La nueva dirección de la Guardia Nacional tuvo que poner a prueba su autoridad con rapidez. Cuando el ejército prusiano entró en París, decena de miles de parisinos armados se reunieron con la intención de atacar al invasor. El Comité Central intervino para evitar una lucha desigual para la que no estaban preparados. El éxito del Comité Central asentó firmemente su autoridad y se lo reconoció como la dirección del pueblo. A Clément Thomas, el comandante nombrado por el gobierno, no le quedó otra alternativa que dimitir. Las fuerzas prusianas ocuparon parte de la ciudad durante dos días y después se retiraron.

Thiers había prometido a los Rurales de la Asamblea restaurar la monarquía. Su tarea inmediata era poner fin a la situación de "doble poder" en París. Los cañones bajo la dirección de la Guardia Nacional, y en particular los de Montmartre, posición desde la que se dominaba la ciudad, eran toda una amenaza a la "ley y el orden" capitalistas. A las 3 de la madrugada del 18 de marzo, el gobierno envió a 20.000 soldados regulares a tomar estos cañones que estaban al mando del general Lecomte.

Los tomaron sin apenas dificultad. Sin embargo, la expedición partió sin tener en cuenta la necesidad de llevar los medios necesarios para transportar los cañones. A las 7 de la madrugada todavía no habían llegado los aparejos. Las tropas se encontraron rodeadas por una multitud de trabajadores incluidos mujeres y niños, en ese momento entró en acción la Guardia Nacional. La multitud desarmada, los Guardias Nacionales y los hombres de Lacomte se lanzaron acusaciones mutuas en medio de una densa reunión. Algunos soldados empezaron a confraternizar con los Guardias Nacionales.

Lecomte ordenó a sus hombres disparar a la multitud. Nadie disparó. Los soldados y los guardias nacionales se aplaudían mutuamente y se abrazaban. Aparte de un breve intercambio de fuego en la plaza Pigalle, el ejército se desmoronó ante los Guardias Nacionales sin ofrecer la menor resistencia. Lecomte y Clément Thomas, el ex comandante de la Guardia Nacional que había disparado a los trabajadores en 1848, fueron arrestados. Soldados furiosos los ejecutaron poco después.

Thiers no había previsto la deserción de sus tropas. Presa del pánico, huyó de París y ordenó al ejército y a los servicios civiles abandonar la ciudad y los fuertes circundantes. Quería salvar lo que quedaba del ejército y evitar el contagio del París revolucionario.

El viejo aparato del Estado estaba fuera de juego y la Guardia Nacional tomó los puntos estratégicos de la ciudad sin encontrar ninguna resistencia. El día 18 de marzo por la tarde, se formó un nuevo gobierno revolucionario basado en el poder armado de la Guardia Nacional.


Gobierno revolucionario

La primera disyuntiva a la que se enfrentó el Comité Central fue qué hacer con el poder. ¡No tenían "mandato legal" para gobernar! Después de mucha discusión, estuvieron de acuerdo en quedarse en el Hôtel de Ville durante "unos cuantos días" durante los cuales se organizarían elecciones municipales (comunales). Al grito de "¡viva la Comuna!" los miembros del Comité Central expresaban el deseo de delegar el poder cuanto antes.

La cuestión inmediata sobre la que decidir era qué hacer con Thiers y el ejército, en retirada hacia Versalles. Eudes y Duval propusieron que la Guardia Nacional los persiguiera para acabar con lo que quedaba de las fuerzas de Thiers. Sus llamamientos cayeron en saco roto. La mayoría del Comité Central eran hombres muy moderados, sin el temperamento ni las ideas necesarias para las tareas que les había impuesto la historia.

El Comité Central inició las negociaciones con los antiguos alcaldes y con varios "conciliadores" para fijar la fecha de las elecciones. Esto centró su atención hasta que finalmente se celebraron el 26 de marzo. Thiers utilizó este valioso tiempo. Comenzó una campaña de propaganda y mentiras contra París, dirigida a las provincias, y, con la ayuda de Bismarck, reforzó la cantidad de armas, de soldados y su moral para preparar un nuevo ataque sobre París.

La recién elegida Comuna sustituyó la dirección de la Guardia Nacional por un gobierno oficial del París revolucionario. El gobierno estaba formado por personas relacionadas con el movimiento revolucionario de una u otra forma. La mayoría se podrían describir como "republicanos de izquierda", empapados de la nostalgia idealizada del régimen jacobino de la Revolución Francesa.

De sus 90 miembros, 25 eran trabajadores, 13 pertenecían al Comité Central de la Guardia Nacional y 15 a la Asociación Internacional de Trabajadores. Los blanquistas, hombres enérgicos siempre dispuestos a medidas extremas y dramáticas pero con ideas políticas muy vagas, y los internacionalistas eran una cuarta parte de la Comuna.

El propio Blanqui estaba en una prisión provincial. Los pocos reaccionarios electos abandonaron sus puestos con distintos pretextos. Otros fueron arrestados cuando se descubrieron sus nombres en los archivos de la policía y fueron identificados como antiguos espías del régimen imperial.


Construyendo una nueva sociedad

La Comuna eliminó todos los privilegios de los funcionarios estatales, congeló los alquileres, los talleres abandonados pasaron a estar controlados por los trabajadores, aprobó medidas para limitar el trabajo nocturno, garantizar la subsistencia de los pobres y los enfermos. La Comuna declaró que su objetivo era poner fin a "la anarquía y la competencia ruinosa entre los trabajadores por el beneficio de los capitalistas" y la "diseminación de los ideales socialistas.

La Guardia Nacional estaba abierta a toda la población y organizada, como ya hemos visto, en líneas estrictamente democráticas. Se ilegalizaron los ejércitos "separados y aparte del pueblo". Se requisaron los edificios públicos para aquellos que no tenían un techo bajo el que cobijarse. La educación pública era para todos, lo mismo ocurría con los teatros, los centros de cultura y aprendizaje.

A los trabajadores extranjeros se los trataba como hermanos y hermanas, como soldados de la "república universal del trabajo internacional". Se celebraban reuniones día y noche, en ellas miles de hombres y mujeres normales debatían sobre todos y cada uno de los aspectos de la vida social y sobre cómo organizar la sociedad en interés del bien común.

El carácter social y político de esa sociedad, que poco a poco tomaba forma bajo el escudo de la Guardia Nacional y la Comuna, era incuestionablemente socialista. La ausencia de cualquier precedente histórico, la ausencia de una dirección y un programa claro, combinado con la dislocación social y económica de una ciudad asediada, necesariamente suponía que los trabajadores caminasen a tientas a la hora de ocuparse de los requerimientos concretos que implicaba la organización de la nueva sociedad.

Se ha escrito mucho sobre la incoherencia, la pérdida de tiempo y energía, sobre los errores del pueblo parisino en las diez semanas que estuvo en el poder dentro de los muros de una ciudad asediada. La mayoría son verdad. Los comuneros cometieron muchos errores.

Marx y Engels fueron muy críticos con los comuneros por no tomar el control del Banco de Francia, que seguía pagando millones de francos a Thiers para armarse contra París. Sin embargo, la mayoría de las iniciativas importantes tomadas por los trabajadores apuntaban en dirección a la completa emancipación social y económica de la población asalariada como clase. Ante todo, a la Comuna le faltó tiempo.

El camino hacia el socialismo fue cortado por el regreso del ejército de Versalles y el terrible baño de sangre que puso fin a la Comuna.


El aplastamiento de la Comuna

Sin duda, la Comuna subestimó la amenaza que representaba Versalles, ni intentó atacar ni tampoco se preparó seriamente para su defensa. A partir del 27 de marzo comenzaron los intercambios ocasionales de disparos entre las posiciones del ejército de Versalles y las murallas que rodeaban París.

El 2 de abril, un destacamento de comuneros que se dirigía a Courbevoie fue atacado y tuvo que regresar. Los prisioneros capturados por las fuerzas de Thiers fueron fusilados. Al día siguiente, debido a la presión de la Guardia Nacional, la Comuna lanzó una ofensiva contra Versalles. Sin embargo, a pesar del entusiasmo de los batallones de comuneros, éstos carecían de preparación política y militar serias -se pensaba ingenuamente que, como el 18 de marzo, el ejército de Versalles se pasaría a la Comuna al ver la Guardia Nacional- lo que los condenó al fracaso.

Esta derrota no sólo provocó muertos y heridos, entre ellos Flourens y Duval, asesinados cuando fueron capturados por el ejército de Versalles, el optimismo fatalista de las primeras semanas dio lugar a un sentimiento de peligro inminente y derrota, lo que acentuó las divisiones y la rivalidad entre los mandos militares.

El ejército de Versalles entró en París el 21 de mayo de 1871. En el Hôtel de la Ville, los comuneros no consiguieron organizar una estrategia militar seria y, en el momento decisivo, la Comuna sencillamente dejó de existir, dejando toda la responsabilidad en manos del Comité de Seguridad Pública, completamente ineficaz. A los Guardias Nacionales se les permitió ir a luchar a sus localidades; esta decisión junto con la ausencia de un mando centralizado, impidió el aglutinamiento de una fuerza comunera seria capaz de ofrecer resistencia al empuje de las tropas de Versalles.

Los comuneros lucharon con tremendo valor y finalmente el 28 de mayo fueron derrotados. Las fuerzas de Thiers provocaron una terrible carnicería en la que murieron más de 30.000 hombres, mujeres y niños, en las semanas siguientes asesinaron aproximadamente a otras 20.000 personas. Los escuadrones de fusilamiento continuaron trabajando durante el mes de junio, asesinando a todo aquel sospechoso de haber cooperado con la Comuna.

Marx y Engels siguieron de cerca los acontecimientos de la Comuna y sacaron muchas lecciones del primer intento de construir un Estado obrero. Sus conclusiones se pueden encontrar en los escritos publicados bajo el título “La guerra civil en Francia” con una notable introducción de Engels. Antes del 18 de marzo declararon que, debido a las circunstancias desfavorables, la toma del poder representaba "una locura desesperada.

Sin embargo, los acontecimientos del 18 de marzo pusieron el poder en manos de los trabajadores. De forma abrupta, la clase obrera de París no sólo tuvo que luchar por mejoras inmediatas, sino por una "república universal" que pusiera fin a la explotación, a las divisiones de clase, al militarismo reaccionario y a los antagonismos sociales.

En la Francia moderna, como en todos los países industrializados del mundo, las condiciones materiales para la consecución de estos grandes objetivos hoy son incomparablemente más favorables que en 1871.

Ahora nuestro deber es crear una base firme para conseguir la sociedad por la que lucharon y murieron los hombres y mujeres de la Comuna.

Carlos Godoy Echegoyen

El 22 de febrero de 1985 falleció el estudiante y militante del Partido Socialista de Chile, CARLOS GODOY ECHEGOYEN.

Carlos se encontraba en Quintero junto a otros jóvenes militantes de la Juventud Socialista y del PS cuando fueron detenidos por funcionarios de Carabineros de la Comisaría de esa localidad, siendo acusados de formar parte de una escuela de guerrillas.

Los jóvenes fueron interrogados y torturados brutalmente en la Comisaría de Quintero y luego trasladados a Viña del Mar, para más tarde ser vueltos a Quintero, donde se hicieron cargo del operativo miembros del DICOMCAR que viajaron especialmente desde Santiago. Nadie sabe que sintió Carlos cuando laceraban su carne con electricidad, la inmensa soledad de aquel momento eterno en que se confunden gritos y golpes, recuerdos, furia e impotencia. Nadie sabe que sintió Carlos, pero sí sabemos que sus asesinos no tuvieron compasión y lo torturaron hasta la muerte. Y, por cierto, como acaecía siempre, intentaron ocultar su crimen aduciendo que Carlos Godoy había fallecido de un ataque cardíaco, pero la persistencia de sus familiares, amigos y organizaciones de derechos humanos logró desentrañar el entramado de mentiras urdido por carabineros. Se supo que los jovenes fueron trasladados a Viña del Mar y posterioremente devueltos a Quintero donde se hizo cargo de los interrogatorios personal de la Dicomcar venido especialmente desde Santiago. Uno de ellos era el capitán de carabineros Héctor Díaz Anderson, miembro de la entidad de la policía encargada de la represión y de numerosos crímenes y que dependía directamente del Director general de Carabineros a la sazón, César Mendoza.

Los jóvenes socialistas fueron golpeados y se les aplicó electricidad. A consecuencia de este trato falleció Carlos. Oficialmente Carabineros señaló que la muerte se produjo por una afección cardíaca. La información que se posee, entre la que se cuenta sus antecedentes médicos previos y los protocolos de autopsia, no dejan dudas de que la muerte de Carlos Godoy fue causada por las bestiales torturas que se le infligieron por parte de agentes estatales en violación de sus derechos humanos.

Carlos tenía 23 años. Junto a su madre había retornado a Chile desde el exilio hacía 8 meses. Los estudiantes que habían sido detenidos por la CNI fueron testigos de sus desgarradores gritos bajo tortura, hasta el silencio final.

Los 12 camaradas restantes debieron pasar largos años en la cárcel y en su calidad de presos políticos jámas dejaron de lavantar las rojas banderas del socialismo.

Que nuestra débil memoria recuerde siempre a jóvenes como Carlos Godoy Echegoyen, quienes llenos de alegría y generosidad, lucharon por la libertad del pueblo y por el socialismo.

Quién recuerda a Patrice Émery Lumumba?

En la actualidad son muy pocos los que conocen o recuerdan a Patrice Émery Lumumba, pero ya se cumplieron 46 años de su asesinato, el 17 de enero de 1961, y todo sigue peor en el Congo Belga, (ahora República Democrática del Congo). Lumumba tenía 35 años cuando ocupó el cargo de Primer Ministro del Congo durante 4 meses en 1960.

En ese entonces, cuando Bélgica le dio la independencia al Congo Belga, nunca pensó que un modesto habitante africano de educación privilegiada, y novato en política, ganaría las únicas elecciones efectuadas en el país hasta el 2006.

El crimen o "gran pecado" de Lumumba fue querer la mejoría de los ciudadanos del Congo y para eso pidió la ayuda de la URSS. Fue su sentencia de muerte. Bélgica, la CIA, y la ONU, conspiraron de tal forma para que fuese torturado y asesinado brutalmente, sin piedad ni respeto por su investidura de Primer Ministro del Congo independiente. Hasta el año 2006 no hubo mas elecciones libres, fueron 45 años de dictaduras y expoliación, y continúan robando al Congo. Patrice Lumumba realizó unas pequeñas mejoras en 4 meses de gobierno, lo cual obviamente fue destruido y nada de su esfuerzo constructor fue permitido.

Andrés Sepúlveda, a un año de tu partida

El día 15 de Marzo se cumplió un año de la partida de nuestro querido compañero y amigo ANDRÉS SEPÚLVEDA CARMONA, un año ya ha transcurrido del cierre para siempre de sus ojos visionarios.

Una penosa convalecencia, a una cirugía mayor, terminó por agotar el ya cansado cuerpo de nuestro camarada y por apagar sus últimos alientos.

Dos días antes de su fallecimiento decía: "Estoy tranquilo" a pesar de las fuertes dolencias que padecía. Su tranquilidad venía del recuento de su vida y de la dignidad con la que la transitó.

Oriundo del norte chileno, muy joven llega al puerto de Valparaíso y rápidamente se incorpora al Partido Socialista de Chile.

Carpintero de profesión, abraza la causa de los explotados y en ella se destaca como un brillante dirigente de los trabajadores y del Partido.

Fue dirigente Nacional de los Obreros Municipales, Dirigente Nacional Central Única de Trabajadores, habiendo sido previamente Secretario Provincial de la CUT en Valparaíso.

En el año 1971 fue elegido, con la primera mayoría, Regidor del Municipio Porteño y posteriormente fue elegido Diputado de la República, cargo que ocupó hasta septiembre de 1973.

Siendo un cuadro obrero, el Presidente Salvador Allende, lo nombró Director de la Empresa Municipal de Desagüe de Valparaíso y Viña del Mar, antecesora de ESVAL, cargo que desempeñó con gran propiedad y transparencia.

Dirigente, además, en reiteradas ocasiones de la Dirección Regional de Valparaíso. Al momento del Golpe de Estado de 1973, era el Secretario Regional del Partido.

En la época de la Organización de la Solidaridad Internacional con la lucha del pueblo chileno fue miembro del Comité Central y de su Secretariado Exterior.

El mismo sufrió la brutalidad represiva siendo prisionero en Dawson y en otros campos de concentración por un largo período.

Militante esclarecido, se caracterizó siempre por la lealtad a los principios fundacionales del Partido, a su carácter de Partido obrero, popular, marxista, latinoamericanista y revolucionario.

Poseedor de un verbo fino, sencillo y convincente, su experiencia de luchador se vio plasmada en hermosos versos que cuentan su origen, su historia, sus padecimientos, la lucha común y el sentido colectivo de la gesta social de la cual era conductor y líder.

Formador de innumerables generaciones de socialistas y de dirigentes sociales. Su pertenencia a nuestras filas fue un orgullo para nuestro Partido.

Para su familia, para sus compañeros, para sus amigos y para todo el Partido, nuestro mas sincero homenaje, y el mejor de los recuerdos para nuestro Camarada ANDRÉS SEPÚLVEDA CARMONA.

Manifiesto a los 32 años del golpe de estado en la República Argentina

El presente artículo me fue enviado por Héctor Baxter y dado su importancia, he optado por publicarlo en este blog, para que todo aquel que acceda a su lectura sepa que el color de la sangre jámas se olvida, y que mucho más temprano que tarde los masacrados serán vengados.

El golpe de estado del 24 de marzo de 1976, como en otros paises de America Latina, tuvo como objetivo llevar a cabo una politica de represion. El golpe abrio la puerta a un cambio drastico en la distribucion del poder social. El "empate social" que regia desde los años 50 fue derribado con violencia . En su lugar, se sentaron las bases para el empobrecimiento de sectores populares en beneficio de grupos economicos. La burguesia avida de riquezas y temerosa de los pasos de avance revolucionarios de los grupos armados golpeó desesperadamente la puerta de los cuarteles pidiendo a toda costa la intervencion de las fuerzas armadas, intervencion que ya habia sido anunciada por el Gral. Videla en la nochebuena de 1975, un dia despues de que el grupo guerrillero Marxista ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo), copara el arsenal domingo viejobueno de Monte Chingolo. En pocas palabras el golpe de estado estaba previsto y absolutamente calculado.

La burguesia alentaba a los soldados de las fuerzas armadas Argentinas a luchar contra su propio pueblo: "Muere por tu patria soldado, sale tu sudor y tu sangre a la nacion que luego te dedicaremos un opaco discurso de, por supuesto, corta duracion. Y una vez que hayas matado seguiremos viviendo comodamente en nuestras lujosas casas y haciendonos exageradamente ricos; mata, atropella, oprime a tu pueblo, que cuando el pueblo se canse y todo esto acabe tu pagaras los crimenes, mientras que nosotros estaremos observandote indiferentemente a lo lejos desde nuestras casas en Miami como los dedos acusadores se posan sobre ti. Y si volvemos algun dia ni pienses en visitarnos soldadito asesino, porque ahora somos millonarios y nosotros los millonarios desconocemos a los pobres, al menos, claro esta, que nos limpien la casa, nos hagan los mandados, nos lave y planche la ropa y nos lleven nuestros hijos a sus escuelas privadas". ¿Verdad que dan asco?.

En el fondo, si observamos y analisamos con absoluta frialdad, los integrantes de las fuerzas armadas Argentinas les afectan exactamente los mismos problemas que al resto de la sociedad: Subsistencia, alquiler, la educacion de sus hijos y el porvenir de estos. Es necio pensar que porque un soldado reciba un sueldo del estado este haya resuelto las preocupaciones vitales que le imponen las necesidades y deberes que tiene como esposo y/o padre de famillia que es.

Los grupos armados no tenian la menor intencion en combatir con las fuerzas armadas , mas de una vez, y esto esta documentado, se los ha invitado a abandonar la odiosa bandera de la tirania burguesa y abrazar la bandera de la libertad, defender los intereses de la poblacion y no los intereses de la burguesia a la que ellos optaron por defender; los invitaron a apuntar sus armas contra los enemigos del pueblo y no contra el pueblo donde estan sus hijos y sus esposas; los invitaron a luchar junto al pueblo como hermanos que creiamos que eran y no contra el pueblo como tiranos que ahora sabemos que son; los invitaron a marchar unidos en pos de lo mas hermoso: la libertad. ¿Porque dudar que los soldados de las fuerzas armadas del estado no se sumarian a nosotros? ¿a quien de ellos no les hubiese gustado ser reconocidos por la sociedad Argentina como los libertadores de nuestra segunda independencia, que ya no era contra los Españoles sino contra los Yanquis?. Optaron por defender los intereses de la burguesia y asi les fue, no pueden salir a la calle con sus uniformes porque el pueblo los escupe, los abuchea y los apedrea.

Es muy triste como Argentino ver como mancharon con la sangre del pueblo el mismo uniforme que vistiese San Martin en su lucha revolucionaria contra el colonialismo Español que nos oprimia en su momento. Verguenza deberia darles monstruos horrendos lo que hay hecho con 30.000 Argentinos. Esos 30.000 Argentinos y muchos mas que sobrevivieron a la tortura luchaban por la construccion de una sociedad mas digna, justa, igualitaria y equitativa, donde la equivalencia se lograra a traves de la redistribucion de los ingresos, de las riquezas.

Asi y todo salen serpientes como Lita de Lazari y Cecilia Pando a denfender lo indefendible, a defender la tortura aplicada por las fuerzas armadas a su propio pueblo, serpientes venenosas y engreidas que van a morir cuando se muerdan la lengua involuntariamente y su veneno recorra cada parte de su cuerpo.

Cuando los Marxistas hablamos de pueblo, no entendemos por esto a los sectores mas acomodados y a los conservadores, ellos son los enemigos del pueblo, quienes explotan y se enriquecen a costa del trabajo de los obreros y campesinos. Porque algunos han de vivir miserablemente mal para que estos señores vivan exatraordinariamente bien. Los Marxistas entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, a la gran masa irredenta, a la que todos prometen y todos engañan y traicionan en sus propias narices, la que anhela una Argentina y un mundo mejor, la que ansia sabias transformaciones en todos los ordenes de la sociedad y esta dispuesta a entregar hasta lo que no tiene para lograrlo, la que esta movida por ansias ancestrales por haber padecido las injusticias y al momento de revelarse las torturas.

Los Marxistas llamamos pueblo a los millones de Argentinos que viven en la extrema pobreza, en la indingencia, victimas del sistema Capitalista.

Los Marxistas llamamos pueblo a los trabajadores mal remunerados que trabajan horas sin ver la luz del sol y cuyo unico futuro es inevitablmente la rebaja salarial y el despido y el mejor de sus francos, dia de descanso, es la tumba, la muerte.

Los Marxistas llamamos pueblo a los millones de agricultores que trabajan la tierra que no es suya, que la contemplan tristemente, como Moises a la tierra prometida, para morirse sin llegar a poseerla, que no puede amarla, trabajarla, embellecerla ni mejorarla, no puede cultivar tomates ni plantar un duraznero porque nunca se sabe cuando lo expulsara el terrateniente con sus guardias rurales en caso de resistirse. Y el terrateniente se adueñara de su trabajo hecho con todo el sacrificio y amor del mundo.

Los Marxistas llamamos pueblo a los miles y miles de maestros/as mal remunerados/as que hay en el pais, a esas extraordinarias personas que tienen el importante deber de educar a nuestros hijos para crear un pais mejor en el futuro.

Los Marxistas llamamos pueblos a esos pequeños comerciantes agrupados en las PYMES (Pequeñas Y Medianas Empresas), que nada pueden hacer en competencia con las Multinacionales que hay en el pais. Los Marxistas llamamos pueblos a los artesanos que recorren de punta a punta la ciudad y lo unico que logran es el desprecio, el maltrato y la indiferencia de la burguesia y de algun otro tonto estupido que sueña con llegar algun dia a ser un "gran burgues".

Los Marxistas llamamos pueblo a los miles y miles de profesionalescomo los medicos, arquitectos, veterinarios, farmaceuticos, pedagogos, ingenieros, periodistas y dentistas que buscan una salida laboral en otros paises ya que en este pais las privadas coparon todo y no hay lugar para ellos, solo les queda emigrar, y aquellos que no pueden, con mucha suerte, terminan manejando un taxi o un colectivo, esas personas que se pasaron años y años estudiando para servir a su pueblo y de golpe se encuentran encerrados en un callejon sin salida, es doloroso para todos. ¡Ese es el pueblo señores !. El que sufre todas sus desdichas y es por lo tanto capaz de pelear con todo su coraje. A ese pueblo, cuyos caminos de angustia asfaltados con falsas promesas, no le digimos como las fuerzas armadas a lo largo del siglo xx : "Te vamos a matar por ser un maldito zurdo subversivo", no señores, les dijos: "Aqui tienes un fusil, parte a los montes Tucumanos a alistarte en la compañia Ramon Rosa Jimenez del ERP y lucha por tus derechos junto a tus hermanos, ya que las fuerzas armadas, aquellas que algun tiempo atras juraron protegerte, se inclinaron a defender los intereses de tus explotadores, de los burgueses".

Este 24 de marzo de cumpliran 32 años del golpe de estado mas sanguinario de la historia Argentina que dejo un saldo de 30.000 desaparecidos y miles de exiliados.

No olvidemos, a nuestros hermanos, ejemplos de patriotismo, que dieron su vida para liberar y emancipar a nuestra bienamada Republica Argentina.

Detenidos Desaparecidos en busca de la verdad

El 11 de septiembre de 1973 las fuerzas armadas de la República de Chile pusieron en marcha un plan de exterminio de la población civil que fue organizado conjuntamente con agentes de la CIA y del Departamento de Estado de USA, como quedó demostrado en la investigación que realizó el Senado norteamericano y conocida como Comisión Church.

Uno de los primeros actos de esta organización criminal en que se convirtieron las fuerzas armadas fue el derrocamiento cruento del presidente legítimo de Chile hecho que es plenamente conocido por las imágenes de televisión que reflejan el momento en que aviones militares bombardearon el Palacio de la Moneda.

El presidente Allende había nombrado una serie de voluntarios en su mayoría integrantes de las Juventudes Socialistas como su custodia personal que realizaba las tareas de seguridad de su entorno en todos sus desplazamientos y en las residencias presidenciales de La Moneda, de Cañaveral, entre otras. Estas personas a las que la prensa golpista acusaba, en forma despectiva, de ser los GAP (Grupo de Amigos Personales), son los únicos que, junto a un grupo mínimo de policías y carabineros leales, defendieron bajo órdenes directas del Jefe del Estado la constitución y las libertades civiles y democráticas de Chile

Hasta el 18 de octubre de 1999 en que tres sobrevivientes de aquellos hechos testimoniaron ante el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional y en las que el Equipo Nizkor tuvo la posibilidad de ordenar los datos que ellos traían en forma jurídicamente válida, así como preparar los testimonios de estos hombres que, en otro país y en otras circunstancias, merecerían no sólo el respecto de todos los democrátas, sino que además tendrían los máximos honores y reconocimientos por parte de la sociedad y del Estado. Nada más lejos de esa realidad la situación de estos sobrevivientes en el Chile moldeado en la impunidad. Muchos de ellos viven en la más extrema pobreza e incluso los máximos dirigentes actuales del Partido Socialista han faltado a la memoria de aquellos hombres que mantuvieron la dignidad ante el oprobio y la traición.

A lo largo de la innoble historia de la dictadura militar chilena, los centros de detención jugarían un rol vital en su política de represión. Estos lugares serían establecidos con el solo propósito de llevar acabo, en forma sistematizada y en total impunidad, los delitos de terrorismo de Estado, persecución política y religiosa, tortura, secuestro calificado, homicidio, desaparición forzada e inhumación ilegal, entre otros crimenes. De regimientos a comisarías, de bases aéreas a casas de fundo, de retenes a escuelas y edificios públicos, de buques a casa particulares, cada uno de estos lugares serían utilizados por los servicios de seguridad para el uso sistemático de maltrato, violación, tortura y asesinato.

A lo largo del país se establecerían mas de 1168 lugares “públicos” (Estadio Nacional, Isla Dawson, Pisagua, Chacabuco, Isla Quiriquina, Cuatro Alamos etc..) y “secretos” (Villa Grimaldi, AGA, La Firma, Colonia Dignidad, Venda Sexy, Londres 38, José Domingo Cañas, etc...), dedicados a la detención, procesamientos, tortura y aniquilamiento de los opositores de la dictadura militar. La represión fue a tal escala, que a lo largo de su terrible historia contó con la participación de miles y miles de miembros de las fuerzas armadas, policías y civiles (torturadores, médicos, enfermeras, secretarias, chóferes, pilotos, mecánicos, informantes y delatores), convirtiéndose en una verdadera "industria de la tortura y la desaparición forzada".

Se calcula que solo en los primeros meses después del golpe militar casi 45,000 mil personas fueron detenidas por los servicios de seguridad de la dictadura. En estas paginas trataremos de recopilar, de diferentes fuentes (testimonios personales, libros, periódicos, documentales, documentos gubernamentales, casos jurídicos y “confesiones de agentes”), la lista de los centros de detención que existieron durante los 17 años de dictadura militar y donde centenares de miles de individuos fueron torturados, mas de 2000 fueron asesinados y 1197 fueron hechos desaparecer.

They Dance Alone (Cueca Solo) by Sting


Colombia: paramilitares declaran "objetivo militar" a organizaciones sociales

Indymedia Uruguay
http://uruguay.indymedia.org/
Una ola de asesinatos y amenazas se cierne sobre las organizaciones sociales en Colombia. Los asesinados y amenazados son promotores y promotoras de la marcha en homenaje a las víctimas de crímenes de estado, que congregó a cientos de miles de personas en todo el país y también a personas solidarias en varias ciudades del mundo el 6 de marzo pasado. Entre los asesinados están los sindicalistas Leonidas Gómez, dirigente de los trabajadores del Citibank, Carlos Burbano, trabajador de la salud, la maestra carmen Cecilia Carvajal y el también educador Gildardo Gómez; además de otros tres líderes sociales.

Entre los amenazados por los paramilitares denominados "Aguilas Negras", hay por lo menos 27 dirigentes y activistas , así como organizaciones de derechos humanos, la organización indígena ONIC, la central sindical CUT, la Red de las Mujeres por la Paz, organizaciones campesinas y organizaciones de víctimas y desplazados por la violencia. Además han sido amenazados medios de comunicación, entre ellos indymedia. Una de las amenazas enviadas, la que fue posteada en indymedia y enviada a varias organizaciones dice: "todas aquellas entidades, instituciones, representaciones diplomáticas y personas del común que reciban este comunicado virtual, están declaradas OBJETIVOS MILITARES"

Dada la gravedad que asumen este tipo de amenazas en Colombia y al hecho de que varias organizaciones amenazadas ha sufrido allanamientos ilegales para despojarlas de sus computadores e información y otras han sufrido el ataque y destrucción de la información de sus páginas web, es necesario y urgente manifestar la solidaridad con indymedia Colombia y las organizaciones sociales colombianas amenazadas y víctimas de asesinatos.

lördag 15 mars 2008

El Rey Midas

Lo más sorprendente del capitalismo, a la vez que terrorífico, es su capacidad para asimilar cualquier elemento subversivo que lo ataque, cuestione o incomode. Este factor determina el mercantilismo imperante que pone precio a bienes materiales o espirituales. La cultura, patrimonio por excelencia del ser humano, no queda eximida de semejante tratamiento, y es víctima de restricciones y vejaciones constantes.

La cultura, bien entendida desde concepciones mentalistas, bien desde la concepción total de Tylor, excede el elitismo cultural sostenido sobre la supremacía de estatus y los prejuicios de clase. Es manifiesta la inconsistencia resultante de tratar la cultura como una posesión más, al mismo tiempo que se aboga por un intercambio cultural. Desde una perspectiva funcional, resulta evidente que el éxito evolutivo del ser humano, su capacidad para adaptarse y su aptitud para la superrvivencia están determinados por compartir y reutilizar los hallazgos, inventos, descubrimientos y formas de vida. Cualquier invención moderna sólo es posible gracias a la acumulación paulatina de una serie de invenciones anteriores, por lo cual, en una humanidad que debería tender a unos objetivos generales comunes, la cooperación y el intercambio deberían regir las relaciones interpersonales y suprapersonales.

Cualquier grupo humano, aunque se trate de minorías marginales que no hayan pisado nunca una escuela, posee una cultura propia tan válida y tan eficaz en su ambito de acción como cualquier otra. En este sentido, el principal error es vincular la cultura a un sistema educativo que sólo sirve para justificar y validar las mal llamadas y peor ejercidas democracias de los países occidentales, que utilizan los colegios para el adoctrinamiento encubierto.

Nuestra sociedad, tan superiormente culta, nos inmuniza ante el sufrimiento de los otros, cosificándolos, mutilando nuestra capacidad crítica, anestesiando nuestra conciencia hasta el coma irreversible. El montaje democrático, que beneficia unicamente a pequeñas minorías y a los enormes grupos empresariales, se sostiene gracias a la contrucción paralela de una realidad ficticia donde las incongruencias del sistema son deliberadamente omitidas. Mientras que nuestras empresas violen los derechos humanos en el otro mundo, aquel que no aparece en las noticias ni en los libros de Historia; mientras que nuestros gobiernos apoyen y participen en los genocidios y en la esclavitud de países que nos son desconocidos; mientras que las grandes empresas exploten a los trabajadores sin hacerles partícipos de los vertiginosos beneficios económicos; mientras los medios de comunicación se sometan al poder en una relación de recíproco vasalleje; mientras que permanezcamos inmunizados a todo tipo de sufrimiento e injusticia; el capitalismo seguirá convietiendo en oro todo lo que toca.

Nuestra sociedad es un rey Midas, que ha alcanzado el concimiento supremo, la piedra filosofal, el arte de sublimar la materia, pudiendo así convertir en oro cualquer cosa, hasta los propios excrementos; lo cual no deja de ser una manera curiosa de revalorizar la mierda.

Solidaridad con las FARC-EP

las farc (fuerzas armadas revolucionarias de colombia) son una organización guerrillera de visión marxista-leninista, sin embargo los gobiernos de Colombia, Estados Unidos y la Unión Europea lo clasifican como una organización terrorista.
Está integrado aproximadamente por 12,000 a 17,500 combatientes. Sus mayores acciones armadas se concentran en los departamentos de Putumayo, Huila, Nariño, Cauca y Valle del Cauca pero también logran accionar en otros puntos de la geografia colombiana y en zonas limítrofes de países vecinos.

Las farc surgen en 1964 y es dirigida de acuerdo a sus propios informes por un secretariado de siete miembros bajo el comando de Pedro Antonio Marín, conocido por los alias de Manuel Marulanda o "Tirofijo".
Las FARC-EP tienen por objetivo acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas, la intervención militar y de capitales estadounidenses en Colombia, mediante el establecimiento de un Estado marxista-leninista y bolivariano (socialista) para avanzar hacia una democracia plena (no hacia la construccion del socialismo directamente) pero es desestimado por el gobierno, en colombia existe la poblacion que apoya directamente a uribe y al imperio norteamericano (que es la clase alta) y la población que manifiestan simpatía expresa u oculta hacia la guerrilla.

A principios de los años 1980 surgen grupos de autodefensa paramilitares, apoyados por hacendados, multinacionales extranjeras y narcotraficantes, algunos sectores de la sociedad civil y el gobierno indirectamente para combatirles. Internacionalmente Las FARC también son consideradas un grupo terrorista por el consejo de la Unión Europea y el gobierno de los Estados Unidos de America.

Esto solo es un pequeño resumen para mantener informados a los que no saben del tema.

¡¡viva las fuerzas armadas revolucionarias de colombia!!

Principios Teóricos Fundamentales del Partido Socialista de Chile

Según su declaración de principios, el P. S. adoptó como método de interpretación de la realidad el marxismo «rectificado por todos los aportes del constante devenir social». Junto a la aceptación de los principios clásicos del socialismo revolucionario: lucha de clases, socialización de los medios de producción, gobierno de trabajadores, internacionalismo, pone especial acento en lo americano, en la necesidad de proceder a la unidad de los trabajadores de América Latina. Rechaza las internacionales, tanto a la II Social-Demócrata como a la III Comunista Soviética, por estimarlas ajenas a la consideración realista de los problemas latinoamericanos.

De aquí su insistencia en proceder a la lucha contra las oligarquías agrarias, semi-feudales y contra la penetración imperialista de los monopolios del capitalismo internacional, con el objeto de crear una economía antifeudal y antiimperialista y conseguir la unidad política de América Latina a través de una Federación de Repúblicas Socialistas del Continente. A la vez, el socialismo chileno nació ligado a la fecunda tradición democrática del pueblo, a su izquierdismo un tanto confuso pero generoso y rebelde.

Por sobre las divergencias de interpretación, el socialismo, en forma general, era para sus militantes y simpatizantes un ideal de fraternidad y una esperanza en una sociedad mejor y más justa. Fiel a los principios democráticos de las grandes revoluciones americanas y europeas, cree en la libertad política, en la igualdad social, en la soberanía popular y en la justicia económica. En su lucha diaria está siempre al lado de los débiles y de los pobres en contra de los poderosos y de los privilegiados. De ahí que sus concepciones doctrinarias en lo filosófico no sean rígidas, y en lo social, aunque reconoce primacía a la clase obrera, señala también la importancia y gravitación de las clases medias y el campesinado.

El P. S. agrupa, precisamente, a trabajadores manuales e intelectuales. Si para algunos miembros el P. S. se reducía a la consideración exclusiva del proletariado como clase revolucionaria, para la enorme mayoría abarcaba, además, la pequeña burguesía (empleados, pequeños industriales, comerciantes detallistas), y las clases campesinas (pequeños propietarios, inquilinos, medieros y peones).

Su concepción social y política al nacer es amplia y puede definirse por varias características un tanto elásticas, a través de las cuales se aprecia cómo recoge las tradiciones de lucha surgidas de los comienzos mismos de la república y desarrolladas a lo largo de su evolución por grupos de resistencia, pequeños partidos populares, agrupaciones sindicales, periódicos y revistas de oposición y grandes movimientos de masas tras reivindicaciones económicas o vastas conjunciones políticas con plataformas democráticas (1919-1920, 1925-1926, 1931-1932).

1.-El socialismo chileno es antioligárquico y antiaristocrático. Combate a la minoría de grandes latifundistas, núcleo reducido y compacto de la clase dominante, con influencia desmesurada en la dirección del gobierno. De este sector reaccionario por excelencia, es el tipo clásico del hombre de derecha, quien por sus intereses, tradiciones de familia, manera de vivir, educación, modo de ser, doctrina y juicios morales, se considera un ser superior. Proclama el derecho sagrado de su «élite», en razón de su fortuna, sangre y talento, a dirigir los asuntos del país. Ha elaborado toda una teoría de derecha natural, justificando sus pretensiones y, en la práctica, un sistema de sufragio restringido y dominado por el cohecho, le aseguraba el control del gobierno, ratificando su concepción y entregándole el mandato jurídico.

2.-El socialismo chileno es anticlerical. No acepta la intervención de la Iglesia en la política y denuncia su actividad proselitista estrechamente ligada a la aristocracia en defensa de sus privilegios e intereses. Repudia al clero porque este ha colocado su poder al servicio de los ricos y poderosos.

3.-El socialismo chileno es anticapitalista. Combate la explotación económica del sistema capitalista basada en la propiedad privada de los medios de producción, en la persecución del lucro como incentivo del progreso productivo y en la explotación del trabajador como medio de enriquecerse. En este plano arremete contra los clanes de grandes industriales, banqueros y comerciantes mayoristas, elementos de la plutocracia, o clase capitalista propiamente tal. Combate la influencia política dada por la potencia económica, el soborno y el cohecho. Lucha contra los monopolios y la especulación.

4.-El socialismo chileno es antimperialista. Denuncia la penetración del capital imperialista y la absorción de las materias primas nacionales, transformando al país en una colonia de los grandes monopolios internacionales. Su antimperialismo señala, a la vez, el apoyo que la oligarquía nativa le presta, facilitando su intervención y sirviendo sus intereses.

5.-El socialismo chileno es antifascista. Combate el fascismo por su terrorismo antiobrero, su apoyo al gran capital, su espíritu militarista y belicoso. Y su combate lo lleva tanto en el plano teórico y político, en lo ideológico, como en la acción callejera, en lucha directa y organizada.

6.-El socialismo chileno es antimilitarista. Combate el espíritu de cuartel, el chovinismo nacionalista y el desarrollo exagerado de las fuerzas armadas, y se opone a cualquier intervención de los militares en la política.

7.-El socialismo chileno es antindividualista. Desconfía de la acción de los individuos aislados, movidos sólo por el egoísmo de la codicia, a base de la explotación del hombre por el hombre; repudia la indiferencia del que se refugia en su torre de marfil, ajeno a la lucha social por la emancipación del hombre y la sociedad. Se opone al derechista que, en general, desprecia al hombre y pretende someter al individuo a las necesidades del orden público y al culto del Estado.

8.-El socialismo chileno es antiestatista. Es contrario al dominio del Estado gendarme, al servicio de la clase propietaria dominante y utilizado como fuerza policial de represión de las clases trabajadoras. Combate el centralismo y la burocracia.

9.-El socialismo chileno critica al socialismo reformista de la II Internacional, por su posición conformista dentro del rodaje del sistema demoburgués capitalista; y critica al comunismo soviético de la III Internacional por su posición dogmática en función de la defensa exclusiva de los intereses de la URSS., por su pretensiosa vanidad teórica formalista, a veces extremista, a menudo conciliadora, y siempre exageradamente verbalista, y perjudicial para la unidad sólida de las clases trabajadoras.

En respuesta a los «anti» enumerados, el socialismo proclamaba sus afirmaciones positivas siguientes:

I.-El socialismo chileno es democrático: posee una confianza profunda en el ser humano y aspira a una completa igualdad social; pretende destruir todos los privilegios aristocráticos y transformar la actual democracia formal, en la cual prevalecen los derechos artificiales de la propiedad sobre los derechos humanos, para convertirlos en una activa y pena democracia popular. Su meta es conseguir el funcionamiento de una república democrática de trabajadores.

II.-El socialismo chileno es laico, optimista, enemigo de cualquier abdicación de la razón, defensor del libre examen y de la libertad de conciencia.

III.-El socialismo chileno propugna el reemplazo del sistema capitalista por el régimen socialista en el cual la colectivización de los medios de producción permite organizarla con fines de servicio social y liberar a los trabajadores.
Propicia la planificación económica y, al mismo tiempo, defiende la independencia del pequeño productor y la autonomía de su persona.

IV.-El socialismo chileno es nacionalista, celoso defensor de la independencia económica y política de su país; plantea una lucha de segunda independencia nacional para obtener el rescate de sus riquezas naturales y fuentes de producción en manos de los monopolios internacionales, y la eliminación del imperialismo. Al mismo tiempo aboga por la libre determinación de los pueblos y la unidad continental sobre la base de la formación de una economía orgánica antimperialista y de una confederación latinoamericana de repúblicas socialistas.

V.-El socialismo chileno es defensor de las libertades públicas; sin libertad no puede existir el socialismo, y se expone a toda forma de tiranía: rechaza tanto el «culto del Estado» como el «culto de la personalidad», del líder carismático, propios del fascismo y otros sistemas de terrorismo político.

VI.-El socialismo lucha por la paz y la fraternidad entre los pueblos; condena la guerra y propicia el arbitraje en las disputas internacionales.

VII.-El socialismo chileno es colectivista en lo económico y guarda profundo respeto por la persona humana. Se afana por educar políticamente a las clases trabajadoras para que sean capaces de cumplir su tarea revolucionaria de destruir la sociedad burguesa y construir una sociedad sin clases, en la cual alcance el individuo su completa liberación material, social y espiritual.

VIII.-El socialismo chileno reconoce el papel indispensable de un nuevo Estado de servicio social, técnico y planificador, capaz de impulsar la supresión de todos los privilegios y de las instituciones anticuadas. Pretende la instauración de una democracia directa, que incorpore efectivamente a todos los trabajadores en la gestión económica, social y política y cuya participación activa supone la democratización real del Estado y de la Sociedad.

IX.-El socialismo chileno es revolucionario, porque se propone cambiar las relaciones de propiedad y de trabajo como principio de una reconstrucción completa de la sociedad. La sociedad socialista se basará en la propiedad pública de los instrumentos de producción, en la planificación de los recursos y del mercado, en el control y manejo democráticos de la Economía y del Estado, en la vigencia real de los derechos sociales y políticos de los trabajadores; en la propagación del interés social como móvil de la actividad del pueblo.

X.-El socialismo chileno es americanista. Aunque afirma el contenido internacional de la doctrina y acción del socialismo, no lo disuelve en lejanas perspectivas mundiales; lo enraíza en nuestro continente, en fraternal unidad con los movimientos revolucionarios de los pueblos hermanos por raza, idioma, costumbres e idiosincrasia, por su historia y similares problemas, por sus anhelos comunes y por enfrentar a idénticos enemigos. Solidariza con todos los pueblos oprimidos del mundo y con sus heroicas luchas emancipadoras.


LA ORGANIZACION Y CAPACITACION DOCTRINARIA DEL P. S.

La organización interna y el funcionamiento de la vida partidaria se basaron en el principio del centralismo democrático. Las decisiones se toman después de la libre discusión de los militantes en sus organismos de base, núcleos y ampliados, seccionales y regionales hasta llegar al Comité Central Ejecutivo, cabeza directiva y responsable de la línea fijada y acuerdos tomados por el Congreso General, autoridad máxima, el cual lo elige y a quien representa, y ante él rinde cuenta de su cometido. Al frente del C. C. E., un Secretario General Ejecutivo es el jefe directo del partido. Una vez adoptada una resolución por el organismo superior, todos los miembros del partido le deben acatamiento disciplinado.

La existencia normal rige por el principio según el cual las minorías deben someterse en forma democrática a los acuerdos de las mayorías. O sea, existe completa libertad de discusión y el derecho de oposición y ésta puede llegar democráticamente a ser mayoría y directiva.

La lucha violenta contra el movimiento Nacional-Socialista, cuyas tropas de asalto provocaban a las reuniones obreras, hostilizaban y asesinaban a sus dirigentes, obligó al PS a crear Milicias de Defensa. Se desarrollaron con cierta amplitud, y desempeñaron un lucido papel en las luchas callejeras. Las Milicias Socialistas, secundadas por la juventud, derrotaron a las insolentes tropas de asalto del nacismo criollo, Héctor Barreto, joven intelectual; Julio Llanos, Manuel Bastias, y varios otros valiosos camaradas, perdieron la vida en esta dura lucha por detener el terror pardo y éste quedó contenido a raíz del sangriento choque en Valparaíso, a mediados de junio de 1936, en el cual murieron varios nacistas. Las Milicias Socialistas pusieron término a su actividad cuando el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda suprimió la existencia de todo cuerpo político uniformado.

El núcleo, grupo básico del partido, funcionó con eficacia mientras la represión de Alessandri se mantuvo violenta, pero en seguida fueron la Brigada y el Ampliado las formas corrientes de la organización y actividad partidarias. Una especie de compromiso entre el núcleo, organismo reducido y de tipo revolucionario, y la asamblea democrática, a la que, sin embargo, se atacaba con insistencia por estimársela una escuela de charlatanería infecunda y demagógica, apta para la exaltación de caudillos y el engaño de las masas.

El PS. concedió una importancia singular a la incorporación a sus filas de la juventud y de las mujeres. Creó dos organismos especiales, con autonomía organizativa, para movilizarlas: La Federación Juvenil Socialista (F.J.S.) y la Acción de Mujeres Socialistas (A.M.S.). La F.J.S. inauguró su Primer Congreso General el 4 de noviembre de 1935. Se constituyó a lo largo del país con efectivos poderosos y una ejemplar capacidad de lucha.

El Partido Socialista gastó esfuerzos considerables paralevantar la organización sindical de la clase obrera por medio de una nueva política sindical, con métodos amplios y unitarios. Su posición sindicalista partió del reconocimiento de la importancia decisiva del sindicato como instrumento de defensa del proletariado, y, por lo tanto, de su organización unitaria y fuerte, para luchar con éxito en el logro de sus reivindicaciones inmediatas y del mejoramiento de sus condiciones de vida en general.

La posición sindical del PS. no aceptó el criterio de un sector de la clase obrera en el sentido de estimar el sindicato como un fin, desligado de la lucha amplia del proletariado; pero tampoco adhirió a la actitud de otro sector que consideraba a los sindicatos como organismos subsidiarios del partido, alejando de sus filas a los sectores más numerosos de la clase trabajadora. Su política sindical tendió a reforzar los sindicatos, infundiéndoles vitalidad, espíritu de unidad y de lucha por sus reivindicaciones, con responsabilidad y soberanía, aunque manteniendo un contacto flexible con los partidos políticos populares a través de sus miembros sindicados y de las comunes reivindicaciones de clase.

La política sindical del PS. y su actividad consecuente se impusieron dando un nuevo sentido a la acción de los sindicatos, creando un clima de unidad, poniendo término a la gimnasia huelguística (la huelga por la huelga) y extendiendo la conciencia sobre la necesidad de la reconstitución del movimiento sindical en una sola entidad. Sin duda, a sus esfuerzos y a su política sindical realista, ajustada alas exigencias nacionales, se debió en gran parte la creación en 1936 de la Confederación de Trabajadores de Chile (C.T.CH.), como organismo central y directivo de todo el profundo avance de las fuerzas del trabajo, y durante una década llevó a cabo grandes acciones y obtuvo importantes conquistas sociales.

Con el propósito de educar y adoctrinar a sus miembros para conseguir una real unidad ideológica y política se propició una constante discusión teórica por medio de charlas internas, lecturas comentadas y cursos. A fin de atraer nuevos adeptos se desarrollaron actos públicos regulares de divulgación de los principios y posiciones del partido. Esta labor se impulsó con tenacidad, porque la discusión teórica es indispensable en la vida de una organización revolucionaria. En caso de no existir, la teoría se mecaniza e inmoviliza y sus militantes se dogmatizan en consignas elementales, en esquemas infecundos. Sólo una educación sistemática, una discusión y polémica serias permiten la asimilación correcta de la teoría y el programa, con su correspondiente actividad consciente y una línea política consecuente. Por otra parte, editó algunos folletos un cuadernillo: «Núcleo», y un semanario: «Consigna», tanto para servir las necesidades de la capacitación teórica y política como para exponer la posición del socialismo frente a los diversos problemas y las cambiantes situaciones de la realidad nacional y mundial. La Federación Juvenil Socialista editó el excelente periódico «Barricada» y la revista «Rumbo». En Valparaíso se sacó a luz la revista «Bases», y durante la campaña presidencial de 1938, el PS. publicó el diario «Claridad», en Santiago.

Las obras clásicas de Marx, Engels, Plejanov, Lenin,Kautsky, Riazanov, Bujarin, Trotsky, Hilferding, Labriola,Beer,Laski, Rosa Luxemburgo, y muchos más, eran leídas y comentadas en las reuniones de núcleos y en los cursos de adoctrinamiento.

Circulaban las hermosas ediciones Cenit, de Madrid; Claridad, de Buenos Aires; y Frente Cultural, de Ciudad de México. En Chile prestaban servicios fecundos las ediciones populares de la Editorial Ercilla (donde se imprimieron obras de Beer, Plejanov, Ruhle, Bujarín,Trostky, Serge . . .), y de algunas empresas editoras efímeras.

La literatura sobre las revoluciones rusa y mexicana, y acerca de la acción del imperialismo en América Latina era comentada con especial interés. Entre los libros de mayor circulación en el seno de la masa socialista, recuerdo: «El Manifiesto Comunista»; el tomo I de «El Capital», en la traducción del líder socialista argentino, Juan B. Justo; el «Anti-Duhring», de Engels, en la traducción del catedrático socialista español José Verdes y Montenegro; «Marx y Engels»,de Riazanov; «Carlos Marx», de Franz Mehring; «Engels», de Gustav Meyer; «El Imperialismo, etapa superior del Capitalismo» y «El Estado y la Revolución», de Lenin; «La Revolución Permanente» de Trostky; «El Materialismo Histórico» y «La economía Mundial y el Imperialismo», de Bujarin; «La Defensa del Marxismo» de J. C. Mariátegui; «Las ideas esenciales del Socialismo», de Paul Louis, en traducción del profesor Oscar Vera; «La Doctrina Marxista», Las Milicias de Defensa del PS fue la organización para militar del movimiento obrero mejor concebida y estructurada y la que más contribuyó a detener el proceso de faseistización y la ola reaccionaria del gobierno de Alessandri. Más adelante, en la época del gobierno del Frente Popular, tuvo una discutida actuación en el terremoto de Chillán, y una decidida y eficaz intervención en el sofocamiento del intento de golpe del general Ariosto Herrera.