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lördag 8 mars 2008

Historia del Partido Socialista de Chile (Parte 1)

Introducción

Los partidos políticos nacen como expresiones de necesidades y aspiraciones económicas, sociales y de todo orden que fluyen de los estratos, capas y clases que se generan en las sociedades. Lo efímero o duradero de una entidad política estará en relación directa a su capacidad de identificarse con los problemas y aspiraciones de los sectores que intenta representar.

Sin embargo, no es suficiente la carencia de una expresión política en determinados estamentos sociales para que cualquier intento o proyecto cubra el espacio existente. Se puede, en cualquier momento, "inventar" un partido, pero el enraizamiento en radios profundos de la estructura social no se alcanza por actos políticos voluntaristas o meros propósitos doctrinarios o intelectuales. Por muy honesta y luminosa que sea la iniciativa, si ella obedece sólo a móviles coyunturales, accidentales o de liderazgos personales, se proyectará fugazmente en la sociedad. Es necesario que el proyecto calce oportunamente con necesidades económicas y sociales históricas y concretas de los sectores que pretende representar, que haga suyas sus exigencias y esperanzas y las convierta en su que hacer para que aquellos asuman como propia la nueva entidad y la anuden a su destino.


Orígenes

El Partido Socialista de Chile surgió respondiendo a estas características. Se identificó con los trabajadores y sectores oprimidos por el sistema capitalista, expresó su inquietudes, sus intereses y su idiosincrasia. Sus fundadores más ilustres, continuadores de luchas por el Socialismo que devenían del siglo pasado, meses antes del acto fundacional, junto a algunos militares revolucionarios se tomaron el Poder el 4 de Junio de l932 para establecer una República Socialista "para el pueblo, por el pueblo y con el pueblo". El intento caló hondo en los trabajadores. Sus líderes fueron endiosados por el Pueblo. De ahí que, la concreción de un Partido por los mismos actores, calzaría con una necesidad social e introduciría a los socialistas al tejido social de Chile.

El intento fracasó. Sus conductores fueron derrotados por un Golpe militar de derecha, encarcelados y deportados. Pero tuvo la virtud de dejar la simiente de la insurgencia social y de excitar las aspiraciones de bienestar, justicia y libertad de las grandes mayorías explotadas y oprimidas. Los trabajadores chilenos llevaban décadas de cruentas luchas por su liberación, la Revolución del 4 de Junio los dejó con la inteligencia de que sus ideales eran alcanzables. Su posibilidad encontró una perspectiva de realización con la fundación del Partido Socialista, el l9 de Abril de l933, que dio continuidad y organicidad al ideario socialista en Chile, ya con años de luchas e intentos orgánicos.

Pero no sólo la experiencia del 4 de Junio inspiró a los fundadores. Su nacimiento fue producto de diversos elementos del proceso social de ese período, tanto nacional como internacional. En primer lugar, del desarrollo y concreción de las ideas socialistas en el mundo; del triunfo de la Revolución Socialista en la Rusia de los Zares; de la crisis económica y la situación política inestable del país. Al momento de la fundación ya se había desarrollado el burocratismo en el Estado Soviético y un sector del Partido Bolchevique y de los partidos comunistas del mundo había sido expulsado de sus filas. Por su parte los partidos socialistas y socialdemócratas, aún inculpados de traición al socialismo, continuaban su inserción en la institucionalidad burguesa; no aparecían como alternativa para América Latina. A la vez, el Partido Comunista de Chile, escindido y jibarizado por los problemas conductuales al interior de la URSS e incapaz de interpretar al pueblo chileno por su incondicionalidad a políticas extrañas dictadas desde Moscú, tampoco era solución para los trabajadores del país.

Esta situación fue generando agrupaciones socialistas que buscaban un camino propio para la lucha por el Socialismo, que afloran públicamente después de la caída de Ibáñez en l931. En este marco confluyen a la fundación del Partido Socialista, Acción Revolucionaria Socialista, ARS; Nueva Acción Pública, NAP; la Orden Socialista; el Partido Socialista Marxista y Partido Socialista Unificado, todos pequeños grupos organizados en Santiago con muy débiles ramificaciones en provincias. De su unificación surge una identidad con características propias, autónoma de la corrientes socialistas y comunistas del mundo y de Chile, Asume lo mejor de esas tendencias pero resolviendo por sí misma, democráticamente, sus principios y su carácter, programa y su quehacer político.

Liderizado por Marmaduke Grove, Eugenio Matte, Oscar Schnacke,Eugenio Gonzalez, Carlos Alberto Martinez y otros, los mismos que 10 meses antes habían estado a la cabeza de la Revolución del 4 de Junio, le dieron vida y alma a una organización revolucionaria, autónoma, altiva y orgullosa, conformada por trabajadores manuales e intelectuales para luchar por la liberación del pueblo chileno, de América Latina y del mundo.
A 68 años de fundación, en la medida que el Socialismo está vigente, sigue siendo una necesidad social. Se trata de adecuarla a las condiciones y exigencias actuales de la lucha social sin renegar de su pasado.

Principios fundacionales
El clima ideológico y político nacional e internacional de esa época, en cuyas características influía notoriamente la Revolución rusa de l917, a pesar de sus deformaciones burocráticas iniciales, desviación no valorada por el entusiasmo hacia tal acontecimiento, conjugado con otros elementos ya mencionados anteriormente, determina la identidad de la nueva organización: nace como un partido de trabajadores sustentado en una concepción marxista revolucionaria muy propia, que aporta nuevos elementos a esta teoría anticipándose en más de medio siglo a formulaciones críticas actuales.

Efectivamente, en el punto uno de la Declaración de Principios de l933, se establece que se acepta el marxismo como método de interpretación de la realidad, enriquecido y rectificado por todos los aportes científicos del constante devenir social. Con esta definición primordial el Socialismo Chileno selló su carácter antidogmático y no sectario y se pertrechó de una visión amplia, abierta y autónoma para analizar los fenómenos económicos y sociales. Los acápites siguientes aceptan la lucha de clases, el carácter clasista del Estado y comprometen al Partido con una transformación revolucionaria del sistema, ya que no sería posible la vía pacífica para alcanzar el Poder, afirmando, a la vez, la necesidad transitoria de una "dictadura de los trabajadores". Culmina con una definición latinoamericanista que pregoniza la Unión de Repúblicas Socialistas de América Latina como etapa de la Revolución mundial.

Es importante analizar tales postulados. Estas explícitas formulaciones tienen como característica que, sin mencionar las polémicas teóricas surgidas alrededor de la Revolución Rusa, ellas se encuadran en la concepción de Lenin en la interpretación del marxismo. En su polémica con la socialdemocracia, especialmente con su líder Kausky, Lenin afirmaba que para ser marxista no era suficiente reconocer la lucha de clases, era necesario reconocer también la "Dictadura del Proletariado"; y este punto fue lo que motivó la separación entre la Socialdemocracia y la Internacional Comunista, porque la primera se declaró "democrática" y contra toda dictadura y la segunda habló de la "democracia socialista", concepto que, ampliando profundamente la democracia y la participación de los sectores populares, limitaba los derechos de las clases poseedoras desplazadas del Poder.
¿Cómo concluyeron en estas definiciones revolucionarias nuestros fundadores cuando tales concepciones eran materia de discusión en los círculos ideológicos europeos?

En ese período, la interpretación leninista del marxismo no estaba consagrada como "Marxismo Leninismo", en primer lugar, porque había muchos teóricos socialistas de distintos países que sostenían posiciones coincidentes con las de Lenin, que no significaban más que la recuperación del sentido revolucionario del marxismo y su naturaleza no dogmática. Estas concepciones fueron abandonadas por los dirigentes socialdemócratas después del desaparecimiento de Carlos Marx y Federico Engels, que sobrevivió al primero por 12 años, aunque ambos alcanzaron a criticar las desviaciones del principal partido adepto a sus ideas, el Socialdemócrata Alemán. Lo que asentaron nuestros fundadores en su Declaración de Principios, entonces, fue, ni más ni menos, que la concepción revolucionaria del Marxismo en cuya clarificación y restitución Lenin sí fue su principal sostenedor. Años después de la muerte de éste, Stalin, convertido en Jefe del Partido Comunista, y como una manera de afianzarse en el Poder, convertiría en un fetichismo el "Marxismo Leninismo" del cual se declararía su principal cultor, utilizándolo a su manera, para su beneficio y como arma contra los discrepantes de su política a los cuales estigmatizaba como "enemigos del Pueblo" por no aceptar su personal interpretación de tal concepción.

A medida que el dominio de Stalin degeneraba el régimen soviético convirtiéndolo en una dictadura personal, cruenta y asesina, el "marxismo-leninismo" pregonado desde el Kremlin se convirtió en la antítesis de las ideas de Marx y Lenin. Quienes han abandonado en estos tiempos el Marxismo, concibiéndolo como la máscara horrorosa y sangrienta del estalinismo, han cometido un error de lesa ignorancia histórica junto con demostrar un desconocimiento de la historia del Partido Socialista, que supo, en sus orígenes y después en su política concreta, sustentarse en la esencia del pensamiento de aquellos pensadores, interpretándolos libremente; a la vez que supo criticar y distanciarse del estalinismo sin confundirse con la crítica de la burguesía cuyo régimen de explotación de los trabajadores, no le daba autoridad para convertirse en rector de la sociedad.

El Partido Socialista puede estar orgulloso de haber sido uno de los pocos partidos del mundo, que sin abandonar el sentido revolucionario de su accionar nunca cayó en la visión dogmática y utilitaria del estalinismo. Si en un momento determinado de su curso histórico se declaró Marxista leninista lo hizo explícitamente en el sentido de interpretar libremente las ideas de Marx y de Lenin.

Es por eso que el Partido Socialista de Chile, con su identidad transformadora, buscó alcanzar el Poder para construir el Socialismo, utilizando los métodos de lucha que fueran necesarios en cada oportunidad, tarea concebida como de largo plazo que llena su existencia, por lo menos hasta l973

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