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lördag 15 mars 2008

Principios Teóricos Fundamentales del Partido Socialista de Chile

Según su declaración de principios, el P. S. adoptó como método de interpretación de la realidad el marxismo «rectificado por todos los aportes del constante devenir social». Junto a la aceptación de los principios clásicos del socialismo revolucionario: lucha de clases, socialización de los medios de producción, gobierno de trabajadores, internacionalismo, pone especial acento en lo americano, en la necesidad de proceder a la unidad de los trabajadores de América Latina. Rechaza las internacionales, tanto a la II Social-Demócrata como a la III Comunista Soviética, por estimarlas ajenas a la consideración realista de los problemas latinoamericanos.

De aquí su insistencia en proceder a la lucha contra las oligarquías agrarias, semi-feudales y contra la penetración imperialista de los monopolios del capitalismo internacional, con el objeto de crear una economía antifeudal y antiimperialista y conseguir la unidad política de América Latina a través de una Federación de Repúblicas Socialistas del Continente. A la vez, el socialismo chileno nació ligado a la fecunda tradición democrática del pueblo, a su izquierdismo un tanto confuso pero generoso y rebelde.

Por sobre las divergencias de interpretación, el socialismo, en forma general, era para sus militantes y simpatizantes un ideal de fraternidad y una esperanza en una sociedad mejor y más justa. Fiel a los principios democráticos de las grandes revoluciones americanas y europeas, cree en la libertad política, en la igualdad social, en la soberanía popular y en la justicia económica. En su lucha diaria está siempre al lado de los débiles y de los pobres en contra de los poderosos y de los privilegiados. De ahí que sus concepciones doctrinarias en lo filosófico no sean rígidas, y en lo social, aunque reconoce primacía a la clase obrera, señala también la importancia y gravitación de las clases medias y el campesinado.

El P. S. agrupa, precisamente, a trabajadores manuales e intelectuales. Si para algunos miembros el P. S. se reducía a la consideración exclusiva del proletariado como clase revolucionaria, para la enorme mayoría abarcaba, además, la pequeña burguesía (empleados, pequeños industriales, comerciantes detallistas), y las clases campesinas (pequeños propietarios, inquilinos, medieros y peones).

Su concepción social y política al nacer es amplia y puede definirse por varias características un tanto elásticas, a través de las cuales se aprecia cómo recoge las tradiciones de lucha surgidas de los comienzos mismos de la república y desarrolladas a lo largo de su evolución por grupos de resistencia, pequeños partidos populares, agrupaciones sindicales, periódicos y revistas de oposición y grandes movimientos de masas tras reivindicaciones económicas o vastas conjunciones políticas con plataformas democráticas (1919-1920, 1925-1926, 1931-1932).

1.-El socialismo chileno es antioligárquico y antiaristocrático. Combate a la minoría de grandes latifundistas, núcleo reducido y compacto de la clase dominante, con influencia desmesurada en la dirección del gobierno. De este sector reaccionario por excelencia, es el tipo clásico del hombre de derecha, quien por sus intereses, tradiciones de familia, manera de vivir, educación, modo de ser, doctrina y juicios morales, se considera un ser superior. Proclama el derecho sagrado de su «élite», en razón de su fortuna, sangre y talento, a dirigir los asuntos del país. Ha elaborado toda una teoría de derecha natural, justificando sus pretensiones y, en la práctica, un sistema de sufragio restringido y dominado por el cohecho, le aseguraba el control del gobierno, ratificando su concepción y entregándole el mandato jurídico.

2.-El socialismo chileno es anticlerical. No acepta la intervención de la Iglesia en la política y denuncia su actividad proselitista estrechamente ligada a la aristocracia en defensa de sus privilegios e intereses. Repudia al clero porque este ha colocado su poder al servicio de los ricos y poderosos.

3.-El socialismo chileno es anticapitalista. Combate la explotación económica del sistema capitalista basada en la propiedad privada de los medios de producción, en la persecución del lucro como incentivo del progreso productivo y en la explotación del trabajador como medio de enriquecerse. En este plano arremete contra los clanes de grandes industriales, banqueros y comerciantes mayoristas, elementos de la plutocracia, o clase capitalista propiamente tal. Combate la influencia política dada por la potencia económica, el soborno y el cohecho. Lucha contra los monopolios y la especulación.

4.-El socialismo chileno es antimperialista. Denuncia la penetración del capital imperialista y la absorción de las materias primas nacionales, transformando al país en una colonia de los grandes monopolios internacionales. Su antimperialismo señala, a la vez, el apoyo que la oligarquía nativa le presta, facilitando su intervención y sirviendo sus intereses.

5.-El socialismo chileno es antifascista. Combate el fascismo por su terrorismo antiobrero, su apoyo al gran capital, su espíritu militarista y belicoso. Y su combate lo lleva tanto en el plano teórico y político, en lo ideológico, como en la acción callejera, en lucha directa y organizada.

6.-El socialismo chileno es antimilitarista. Combate el espíritu de cuartel, el chovinismo nacionalista y el desarrollo exagerado de las fuerzas armadas, y se opone a cualquier intervención de los militares en la política.

7.-El socialismo chileno es antindividualista. Desconfía de la acción de los individuos aislados, movidos sólo por el egoísmo de la codicia, a base de la explotación del hombre por el hombre; repudia la indiferencia del que se refugia en su torre de marfil, ajeno a la lucha social por la emancipación del hombre y la sociedad. Se opone al derechista que, en general, desprecia al hombre y pretende someter al individuo a las necesidades del orden público y al culto del Estado.

8.-El socialismo chileno es antiestatista. Es contrario al dominio del Estado gendarme, al servicio de la clase propietaria dominante y utilizado como fuerza policial de represión de las clases trabajadoras. Combate el centralismo y la burocracia.

9.-El socialismo chileno critica al socialismo reformista de la II Internacional, por su posición conformista dentro del rodaje del sistema demoburgués capitalista; y critica al comunismo soviético de la III Internacional por su posición dogmática en función de la defensa exclusiva de los intereses de la URSS., por su pretensiosa vanidad teórica formalista, a veces extremista, a menudo conciliadora, y siempre exageradamente verbalista, y perjudicial para la unidad sólida de las clases trabajadoras.

En respuesta a los «anti» enumerados, el socialismo proclamaba sus afirmaciones positivas siguientes:

I.-El socialismo chileno es democrático: posee una confianza profunda en el ser humano y aspira a una completa igualdad social; pretende destruir todos los privilegios aristocráticos y transformar la actual democracia formal, en la cual prevalecen los derechos artificiales de la propiedad sobre los derechos humanos, para convertirlos en una activa y pena democracia popular. Su meta es conseguir el funcionamiento de una república democrática de trabajadores.

II.-El socialismo chileno es laico, optimista, enemigo de cualquier abdicación de la razón, defensor del libre examen y de la libertad de conciencia.

III.-El socialismo chileno propugna el reemplazo del sistema capitalista por el régimen socialista en el cual la colectivización de los medios de producción permite organizarla con fines de servicio social y liberar a los trabajadores.
Propicia la planificación económica y, al mismo tiempo, defiende la independencia del pequeño productor y la autonomía de su persona.

IV.-El socialismo chileno es nacionalista, celoso defensor de la independencia económica y política de su país; plantea una lucha de segunda independencia nacional para obtener el rescate de sus riquezas naturales y fuentes de producción en manos de los monopolios internacionales, y la eliminación del imperialismo. Al mismo tiempo aboga por la libre determinación de los pueblos y la unidad continental sobre la base de la formación de una economía orgánica antimperialista y de una confederación latinoamericana de repúblicas socialistas.

V.-El socialismo chileno es defensor de las libertades públicas; sin libertad no puede existir el socialismo, y se expone a toda forma de tiranía: rechaza tanto el «culto del Estado» como el «culto de la personalidad», del líder carismático, propios del fascismo y otros sistemas de terrorismo político.

VI.-El socialismo lucha por la paz y la fraternidad entre los pueblos; condena la guerra y propicia el arbitraje en las disputas internacionales.

VII.-El socialismo chileno es colectivista en lo económico y guarda profundo respeto por la persona humana. Se afana por educar políticamente a las clases trabajadoras para que sean capaces de cumplir su tarea revolucionaria de destruir la sociedad burguesa y construir una sociedad sin clases, en la cual alcance el individuo su completa liberación material, social y espiritual.

VIII.-El socialismo chileno reconoce el papel indispensable de un nuevo Estado de servicio social, técnico y planificador, capaz de impulsar la supresión de todos los privilegios y de las instituciones anticuadas. Pretende la instauración de una democracia directa, que incorpore efectivamente a todos los trabajadores en la gestión económica, social y política y cuya participación activa supone la democratización real del Estado y de la Sociedad.

IX.-El socialismo chileno es revolucionario, porque se propone cambiar las relaciones de propiedad y de trabajo como principio de una reconstrucción completa de la sociedad. La sociedad socialista se basará en la propiedad pública de los instrumentos de producción, en la planificación de los recursos y del mercado, en el control y manejo democráticos de la Economía y del Estado, en la vigencia real de los derechos sociales y políticos de los trabajadores; en la propagación del interés social como móvil de la actividad del pueblo.

X.-El socialismo chileno es americanista. Aunque afirma el contenido internacional de la doctrina y acción del socialismo, no lo disuelve en lejanas perspectivas mundiales; lo enraíza en nuestro continente, en fraternal unidad con los movimientos revolucionarios de los pueblos hermanos por raza, idioma, costumbres e idiosincrasia, por su historia y similares problemas, por sus anhelos comunes y por enfrentar a idénticos enemigos. Solidariza con todos los pueblos oprimidos del mundo y con sus heroicas luchas emancipadoras.


LA ORGANIZACION Y CAPACITACION DOCTRINARIA DEL P. S.

La organización interna y el funcionamiento de la vida partidaria se basaron en el principio del centralismo democrático. Las decisiones se toman después de la libre discusión de los militantes en sus organismos de base, núcleos y ampliados, seccionales y regionales hasta llegar al Comité Central Ejecutivo, cabeza directiva y responsable de la línea fijada y acuerdos tomados por el Congreso General, autoridad máxima, el cual lo elige y a quien representa, y ante él rinde cuenta de su cometido. Al frente del C. C. E., un Secretario General Ejecutivo es el jefe directo del partido. Una vez adoptada una resolución por el organismo superior, todos los miembros del partido le deben acatamiento disciplinado.

La existencia normal rige por el principio según el cual las minorías deben someterse en forma democrática a los acuerdos de las mayorías. O sea, existe completa libertad de discusión y el derecho de oposición y ésta puede llegar democráticamente a ser mayoría y directiva.

La lucha violenta contra el movimiento Nacional-Socialista, cuyas tropas de asalto provocaban a las reuniones obreras, hostilizaban y asesinaban a sus dirigentes, obligó al PS a crear Milicias de Defensa. Se desarrollaron con cierta amplitud, y desempeñaron un lucido papel en las luchas callejeras. Las Milicias Socialistas, secundadas por la juventud, derrotaron a las insolentes tropas de asalto del nacismo criollo, Héctor Barreto, joven intelectual; Julio Llanos, Manuel Bastias, y varios otros valiosos camaradas, perdieron la vida en esta dura lucha por detener el terror pardo y éste quedó contenido a raíz del sangriento choque en Valparaíso, a mediados de junio de 1936, en el cual murieron varios nacistas. Las Milicias Socialistas pusieron término a su actividad cuando el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda suprimió la existencia de todo cuerpo político uniformado.

El núcleo, grupo básico del partido, funcionó con eficacia mientras la represión de Alessandri se mantuvo violenta, pero en seguida fueron la Brigada y el Ampliado las formas corrientes de la organización y actividad partidarias. Una especie de compromiso entre el núcleo, organismo reducido y de tipo revolucionario, y la asamblea democrática, a la que, sin embargo, se atacaba con insistencia por estimársela una escuela de charlatanería infecunda y demagógica, apta para la exaltación de caudillos y el engaño de las masas.

El PS. concedió una importancia singular a la incorporación a sus filas de la juventud y de las mujeres. Creó dos organismos especiales, con autonomía organizativa, para movilizarlas: La Federación Juvenil Socialista (F.J.S.) y la Acción de Mujeres Socialistas (A.M.S.). La F.J.S. inauguró su Primer Congreso General el 4 de noviembre de 1935. Se constituyó a lo largo del país con efectivos poderosos y una ejemplar capacidad de lucha.

El Partido Socialista gastó esfuerzos considerables paralevantar la organización sindical de la clase obrera por medio de una nueva política sindical, con métodos amplios y unitarios. Su posición sindicalista partió del reconocimiento de la importancia decisiva del sindicato como instrumento de defensa del proletariado, y, por lo tanto, de su organización unitaria y fuerte, para luchar con éxito en el logro de sus reivindicaciones inmediatas y del mejoramiento de sus condiciones de vida en general.

La posición sindical del PS. no aceptó el criterio de un sector de la clase obrera en el sentido de estimar el sindicato como un fin, desligado de la lucha amplia del proletariado; pero tampoco adhirió a la actitud de otro sector que consideraba a los sindicatos como organismos subsidiarios del partido, alejando de sus filas a los sectores más numerosos de la clase trabajadora. Su política sindical tendió a reforzar los sindicatos, infundiéndoles vitalidad, espíritu de unidad y de lucha por sus reivindicaciones, con responsabilidad y soberanía, aunque manteniendo un contacto flexible con los partidos políticos populares a través de sus miembros sindicados y de las comunes reivindicaciones de clase.

La política sindical del PS. y su actividad consecuente se impusieron dando un nuevo sentido a la acción de los sindicatos, creando un clima de unidad, poniendo término a la gimnasia huelguística (la huelga por la huelga) y extendiendo la conciencia sobre la necesidad de la reconstitución del movimiento sindical en una sola entidad. Sin duda, a sus esfuerzos y a su política sindical realista, ajustada alas exigencias nacionales, se debió en gran parte la creación en 1936 de la Confederación de Trabajadores de Chile (C.T.CH.), como organismo central y directivo de todo el profundo avance de las fuerzas del trabajo, y durante una década llevó a cabo grandes acciones y obtuvo importantes conquistas sociales.

Con el propósito de educar y adoctrinar a sus miembros para conseguir una real unidad ideológica y política se propició una constante discusión teórica por medio de charlas internas, lecturas comentadas y cursos. A fin de atraer nuevos adeptos se desarrollaron actos públicos regulares de divulgación de los principios y posiciones del partido. Esta labor se impulsó con tenacidad, porque la discusión teórica es indispensable en la vida de una organización revolucionaria. En caso de no existir, la teoría se mecaniza e inmoviliza y sus militantes se dogmatizan en consignas elementales, en esquemas infecundos. Sólo una educación sistemática, una discusión y polémica serias permiten la asimilación correcta de la teoría y el programa, con su correspondiente actividad consciente y una línea política consecuente. Por otra parte, editó algunos folletos un cuadernillo: «Núcleo», y un semanario: «Consigna», tanto para servir las necesidades de la capacitación teórica y política como para exponer la posición del socialismo frente a los diversos problemas y las cambiantes situaciones de la realidad nacional y mundial. La Federación Juvenil Socialista editó el excelente periódico «Barricada» y la revista «Rumbo». En Valparaíso se sacó a luz la revista «Bases», y durante la campaña presidencial de 1938, el PS. publicó el diario «Claridad», en Santiago.

Las obras clásicas de Marx, Engels, Plejanov, Lenin,Kautsky, Riazanov, Bujarin, Trotsky, Hilferding, Labriola,Beer,Laski, Rosa Luxemburgo, y muchos más, eran leídas y comentadas en las reuniones de núcleos y en los cursos de adoctrinamiento.

Circulaban las hermosas ediciones Cenit, de Madrid; Claridad, de Buenos Aires; y Frente Cultural, de Ciudad de México. En Chile prestaban servicios fecundos las ediciones populares de la Editorial Ercilla (donde se imprimieron obras de Beer, Plejanov, Ruhle, Bujarín,Trostky, Serge . . .), y de algunas empresas editoras efímeras.

La literatura sobre las revoluciones rusa y mexicana, y acerca de la acción del imperialismo en América Latina era comentada con especial interés. Entre los libros de mayor circulación en el seno de la masa socialista, recuerdo: «El Manifiesto Comunista»; el tomo I de «El Capital», en la traducción del líder socialista argentino, Juan B. Justo; el «Anti-Duhring», de Engels, en la traducción del catedrático socialista español José Verdes y Montenegro; «Marx y Engels»,de Riazanov; «Carlos Marx», de Franz Mehring; «Engels», de Gustav Meyer; «El Imperialismo, etapa superior del Capitalismo» y «El Estado y la Revolución», de Lenin; «La Revolución Permanente» de Trostky; «El Materialismo Histórico» y «La economía Mundial y el Imperialismo», de Bujarin; «La Defensa del Marxismo» de J. C. Mariátegui; «Las ideas esenciales del Socialismo», de Paul Louis, en traducción del profesor Oscar Vera; «La Doctrina Marxista», Las Milicias de Defensa del PS fue la organización para militar del movimiento obrero mejor concebida y estructurada y la que más contribuyó a detener el proceso de faseistización y la ola reaccionaria del gobierno de Alessandri. Más adelante, en la época del gobierno del Frente Popular, tuvo una discutida actuación en el terremoto de Chillán, y una decidida y eficaz intervención en el sofocamiento del intento de golpe del general Ariosto Herrera.

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